La ola de violencia contra los inmigrantes que, desde hace dos semanas, azota a Suráfrica se ha extendido a Ciudad del Cabo, la segunda urbe y joya turística del país. Grupos de surafricanos atacaron a somalís y zimbabuenses y saquearon sus casas y comercios, según fuentes policiales. Cientos de inmigrantes procedentes de otros países africanos fueron evacuados durante la noche en el barrio de Milnerton, en la periferia de la ciudad. También en la cercana Knysna, un enclave turístico por antonomasia, las tiendas propiedad de somalís fueron objeto de pillaje.

Los disturbios en Ciudad del Cabo causaron 12 heridos y una muerte accidental. La víctima fue atropellada por un coche en medio del caos y la confusión creada, según explicó ayer Billy Jones, superintendente de la policía provincial. Entre los heridos se halla un joven de 14 años. "No sabemos el número exacto de tiendas que han sido saqueadas e incendiadas, pero son muchas", añadió el jefe policial.

Al menos 42 personas han muerto y más de 25.000 han sido expulsadas de sus casas desde que comenzaron los disturbios, protagonizados por turbas de surafricanos que acusan a los inmigrantes de arrebatarles los puestos de trabajo. Más de 500 personas han sido detenidas.

La violencia comenzó en la zona de Johannesburgo y se extendió a otras provincias. Las autoridades temen que se incremente durante el fin de semana y subrayaron que pedirán más refuerzos militares si es necesario. El Ejército ya realiza operaciones de apoyo a la policía en los suburbios de Johannesburgo después de que, el pasado miércoles, el presidente surafricano, Thabo Mbeki, aprobase el despliegue de tropas.

La ola de violencia xenófoba ha provocado ya el desplazamiento de 17.000 zimbabuenses, incluidos refugiados y solicitantes de asilo, según afirmó ayer la portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), Jennifer Pagonis.