La viuda de Germaine Lindsay, uno de los terroristas suicidas de los atentados de Londres del 7-J, ha acusado a los clérigos radicales de haber lavado el cerebro a su marido. Dos semanas después de dar a luz a su segundo hijo, la británica Samantha Lewthwaite, de 21 años, ha concedido una entrevista al diario The Sun , para denunciar a los que predican el extremismo en las mezquitas. "Empezó a visitar las mezquitas de Londres, Luton y el norte (de Inglaterra). Su comportamiento cambió gradualmente. La forma en que esa gente le cambió y le envenenó la mente es horrible", declara la joven, que ahora tiene a su cargo un hijo de 17 meses y una niña de 15 días a la que Lindsay no conoció.