El secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, puso ayer punto final a su visita a Irak alabando la situación en el país, que consideró "mucho mejor que hace cuatro meses", a pesar de los ataques casi diarios contra las fuerzas norteamericanas y la inseguridad reinante.

Durante una rueda de prensa realizada entre estrictas medidas de seguridad en Bagdad, Rumsfeld y el administrador civil de Irak, el norteamericano Paul Bremer, aseguraron haber dado permiso a las milicias armadas shiís para desplegarse en la ciudad santa de Nayaf, que fue escenario, la pasada semana, de un atentado con coche bomba.

El encuentro con la prensa en Bagdad fue un ejercicio de defensa de la gestión norteamericana en la posguerra iraquí. Junto a él, Bremer aseguró que su administración había delegado en el brazo armado de la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica (ASRII) la seguridad en los lugares santos shiís. Las tropas ocupantes decretaron tras acabar la guerra el desarme de las milicias shiís.

Por otra parte, el 69% de los norteamericanos cree que el expresidente iraquí Sadam Husein estuvo personalmente implicado en los atentados del 11 de septiembre del 2001, según una encuesta publicada ayer por el diario The Washington Post. Hasta ahora, el Gobierno de Washington no ha conseguido encontrar ninguna prueba del vínculo del régimen de Sadam con la red terrorista Al Qaeda, a la que se atribuyen los ataques del 11-S.