Los líderes de los 26 países de la Alianza Atlántica inician hoy en Bucarest (Rumanía) la cumbre más larga de la historia de la OTAN completamente divididos sobre el proyecto estadounidense de ampliar la organización militar hacia Ucrania y Georgia, en el interior de la antigua Unión Soviética. El nuevo enfrentamiento reproduce los bandos y las divisiones de la profunda crisis desencadenada por la guerra de Irak y amenaza con ensombrecer la cumbre que debía reafirmar la voluntad de la OTAN de prevalecer en Afganistán, pese a la escalada de los ataques talibanes y la incapacidad del Gobierno afgano.

EEUU, apoyado por Canadá y los más proestadounidenses de los países de Europa oriental, quieren que la cumbre apruebe la inclusión de Ucrania y Georgia en el plan de acción para la adhesión a la OTAN. Este programa abre la vía para la integración en la Alianza Atlántica en el plazo de pocos años. Alemania, España, Francia, Holanda, Bélgica, Noruega, Italia, Hungría y Grecia se oponen a esa medida, que consideran "precipitada" y "desestabilizadora" para ambos candidatos y para todo el flanco oriental europeo. Estos países estiman que la decisión dañaría peligrosamente las relaciones con Rusia, muy deterioradas ya por el contencioso del escudo antimisiles proyectado por EEUU y por la independencia de Kosovo.

Este grupo encabezado por Alemania sostiene que el actual "diálogo intensificado" de la OTAN con Ucrania y Georgia es suficiente por el momento, debido a la inestabilidad y la división interna en ambos países. Como solución de compromiso se podría aceptar el gesto de reforzar ese mecanismo de diálogo político, indicó el Gobierno español. La cancillera alemana, Angela Merkel, señaló que para invitar a un país a integrarse en la OTAN "no es suficiente que los dirigentes políticos del momento estén a favor, sino que es necesario que también lo apoyen sus habitantes de forma significativa", lo que no ocurre ni en Ucrania ni en Georgia. Merkel argumentó también que "los países que están enfrentados a conflictos internos o regionales no pueden ser miembros de la OTAN", en una referencia directa a Georgia, que mantiene enquistados dos conflictos secesionistas en Osetia del Sur y Abjacia. George Bush, de visita oficial a Kiev, estimuló de nuevo las aspiraciones atlantistas de Ucrania y Georgia, pese a conocer el veto de sus aliados.

ENVITE "Voy a Bucarest con la idea de obtener el plan de acción para la adhesión de Ucrania y Georgia", afirmó Bush. "Rusia no tendrá derecho de veto sobre lo que se decida en Bucarest", añadió. Washington sostiene que no aprobar la adhesión equivaldría a enviar a Moscú el mensaje erróneo de que puede condicionar las decisiones de la Alianza. Rusia ya ha advertido de que un "expansionismo de la OTAN" en territorio de la antigua Unión Soviética comprometerá la cooperación político-militar.