Muere el perro pero no muere la rabia. El asesinato de Osama bin Laden no supone el fin inmediato de Al Qaeda, que cuenta con potencial suficiente para seguir haciendo daño. Estados Unidos está preparado ya para una respuesta de la organización terrorista y en previsión de un gran atentado ha emitido una alerta mundial de viajes y ha puesto a sus embajadas en el mundo en estado de alerta. El Gobierno estadounidense teme un estallido de violencia antiestadounidense en países con fuerte presencia de grupos integristas. "Debido a la incertidumbre y volatilidad de la situación, los ciudadanos estadounidense en áreas donde los acontecimientos recientes pueden causar violencia deben limitar sus desplazamientos fuera de sus casas y hoteles y evitar manifestaciones y concentraciones públicas", ha recomendado el Departamento de Estado. EEUU ha puesto a sus embajadas bajo la máxima alerta, y les ha recomendado cerrar sus instalaciones temporalmente o al menos hasta que puedan reforzar su seguridad. En la alerta, que expira el próximo 1 de agosto, EEUU aconseja a sus ciudadanos que estén pendientes de las noticias locales y, en contacto regular con sus familiares y amigos, para evitar ser motivo de preocupación innecesaria. El partido islamista paquístaní Jamat-e-Ilsami ya ha advertido de que la "guerra" seguirá pese a la desaparición de Bin Laden. "Osama bin Laden es el líder de una forma de pensar, no está solo", ha asegurado a la agencia Efe el portavoz de Jamat-e-Islami Shujat Qamar.