EEUU lleva cinco años espiando cuentas bancarias en todo el mundo y ha recopilado secretamente un inmenso banco de datos de información financiera personal y confidencial, según reveló ayer The Washington Post .

Amparándose en una declaración de emergencia emitida por el presidente, George Bush, tras los atentados terroristas del 11-S, el Departamento del Tesoro estadounidense puso en práctica una inusitada interpretación de sus prerrogativas administrativas para violar las protecciones tradicionales del secreto bancario y espiar grandes cantidades de transacciones monetarias internacionales. Aunque en su mayor parte, según el Post , corresponden a ciudadanos que posteriores investigaciones han probado que no tienen nada que ver con actividades terroristas.

EN SECRETO Ese espionaje bancario, que Washington intentó mantener secreto, ha obligado incluso a revelar sus datos al consorcio internacional con base en Bruselas SWIFT (siglas inglesas de la Sociedad para las Telecomunicaciones Interbancarias Mundiales), que vincula a 7.800 bancos e instituciones financieras de todo el mundo. SWIFT posee las direcciones, números de teléfono, nombres auténticos y números de cuentas de todos los operadores.