Los problemas del Ejército estadounidense en Irak, forzado a movilizar para la campaña a numerosos reservistas no entrenados en combate y agobiado por la insurgencia y por problemas de equipamiento, están calando en sus propias filas. Según se supo el viernes, entre 17 y 19 miembros de una unidad de reservistas se rebelaron el miércoles y se negaron a llevar a cabo una misión que consideraban "suicida". El Ejército los mantuvo detenidos dos días y ahora está investigando si violaron el código de disciplina y si se les pueden aplicar medidas.

El incidente --según declararon los familiares de los reservistas de la compañía 343 al Clarion Ledger , un diario de la localidad de Misisipí, donde viven algunos de ellos-- se inició cuando los reservistas intentaron entregar camiones de combustible en una base. Allí lo rechazaron porque lo consideraban inutilizable y cuando los soldados regresaron a su base a Tallil se les dijo que llevaran el combustible a otra base en Taji, a 20 kilómetros al norte de Bagdad, en el conflictivo triángulo suní.

Algunos de ellos se negaron, alegando la mala condición de los camiones y el hecho de que el convoy no iba a tener escolta. El pasado agosto, la media de ataques a los soldados de EEUU en Irak fue de 87 al día.