El pulso de Estados Unidos con Irán está teniendo un efecto secundario: enconar sus relaciones con Europa. La Administración de George Bush está descontenta con sus aliados europeos, incluyendo a España, porque se resisten a reducir sus exportaciones hacia Irán y a bloquear las transacciones o haberes de empresas iranís para aislar económicamente a Teherán, según afirmó ayer The New York Times . Washington, además, se ha tomado muy mal el reciente acuerdo de la petrolera española Repsol con Irán para explotar un yacimiento de gas en el país, y advirtió ayer de que la operación puede violar las leyes de EEUU. "Es probable que esto desencadene una investigación del Gobierno de EEUU", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack. Las leyes de EEUU permiten a Washington iniciar acciones contra empresas extranjeras que inviertan en el sector energético iraní, según una resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, pero McCormack no clarificó qué sanciones podría imponer EEUU a Repsol y Shell si siguen con la operación.

"Lo que estamos diciendo a los europeos es que tienen que hacer mucho más para incrementar la presión sobre Irán", explicó una fuente oficial al Times neoyorquino. Según cifras estadounidenses, los europeos concedieron 14.000 millones de euros en garantías comerciales a Irán en el 2005, de los cuales 770 millones de euros correspondieron a España. El año pasado la cifra total fue algo menor.