La comunidad internacional siguió ayer con inquietud el desarrollo de los acontecimientos en la cárcel de Jericó y el masivo secuestro de ciudadanos extranjeros por parte de militantes palestinos. EEUU, el Reino Unido, la ONU, la UE y la Liga Arabe coincidieron en pedir "contención" a Israel y respeto por la vida de los rehenes a los palestinos. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, reclamó "el fin inmediato de la violencia, el respeto de las vidas de los civiles y medidas urgentes para restaurar la calma".

"El secretario general está profundamente preocupado por la violencia en Cisjordania y Gaza", señaló un comunicado de la ONU divulgado ayer. A petición del embajador qatarí, el Consejo de Seguridad se reunió anoche para analizar la situación.

El portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Sean McCormack, informó de que el Gobierno estadounidense se puso en contacto con las autoridades palestinas e israelís para reclamarles "calma y contención", y dijo que la salida de los observadores estadounidenses y británicos de la prisión --que precedió al asalto israelí-- se llevó a cabo por "razones de seguridad". "Los palestinos habían sido informados de nuestras inquietudes".

Fue la misma justificación que dio el ministro de Exteriores del Reino Unido, Jack Straw, quien lamentó "los horrorosos actos de violencia" cometidos en Ramala y Gaza contra las oficinas del British Council en represalia por la retirada de los observadores.

Quien sí condenó sin paliativos la ofensiva israelí fue el secretario general de la Liga Arabe, Amr Musa, que está seguro de que en el asalto a la prisión de Jericó tuvo que haber "algún tipo de coordinación" entre estadounidenses, británicos e israelís.