En el duro pulso diplomático internacional entre partidarios y oponentes de un conflicto bélico contra Irak, el secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, protagonizó ayer la más chocante de las anécdotas, en su afán por justificar la guerra con la amenaza terrorista global. Porque, al recordar que "el 11-S lo cambió todo", adelantó el contenido de una supuesta grabación de Osama bin Laden y predijo que la cadena de televisión árabe Al Jazira recibiría esa cinta horas después, como así ocurrió.

En esa grabación, el líder de la red terrorista Al Qaeda llama a los musulmanes a solidarizarse con el pueblo iraquí, pero tampoco parece que sea la famosa "prueba de cargo" que busca Washington contra Sadam, puesto que Bin Laden ya hizo llamamientos similares. Pero Powell presentó ante el Senado ese mensaje como una demostración de que "está asociado con Irak" y de los "nexos entre los terroristas y los estados que están desarrollando armas de destrucción masiva".

EL NEXO SADAM-BIN LADEN

A la misma hora y en una sala contigua, el director de la CIA, George Tenet, se dirigía a otro comité senatorial para esgrimir también el fantasma terrorista y asegurar que dos docenas de integrantes de la Yihad Islámica egipcia --"indistinguible de Al Qaeda"-- estaban "operando libremente" en Bagdad. Ergo, Sadam está vinculado al grupo terrorista que cometió los atentados del 11-S; argumento suficiente para convencer a la población de que hay que ir a la guerra.

Lo que suscita recelo de esa coincidencia de acusaciones contra Sadam es que Powell recurrió a la tesis del nexo Sadam-Bin Laden precisamente cuando los senadores le presionaban para que explicara por qué no se puede afrontar la supuesta amenaza de Irak mediante una estrategia diplomática de contención.

El mensaje de Bin Laden es nuevo y su llamamiento a cometer atentados suicidas renovará el temor mundial al terrorismo. Pero, en esta ocasión, no inspiran mucha confianza las circunstancias que rodean la grabación.

DECEPCION DE BUSH

Tres países miembros de la OTAN han decidido no creerse las "pruebas fehacientes" de Powell y mantienen una férrea oposición a la guerra que ha sumido a la Alianza en una de las sus más graves crisis. Francia, Alemania y Bélgica no retiran su veto a la activación de los mecanismos militares atlantistas en Turquía. El presidente de EEUU, George Bush, dice estar "decepcionado" con esos aliados, pero Powell confía en que la OTAN aceptará esos planes "en 24 horas".

La Casa Blanca también quiere obtener una nueva resolución en el Consejo de Seguridad que dé luz verde a una intervención. Aunque los últimos acontecimientos no parecen ir a su favor. China se acaba de sumar al plan francés de refuerzo de las inspecciones y Alemania estima que 11 de los 15 miembros del Consejo están a favor de esa iniciativa.

AZNAR SIGUE FIRME

Pero el presidente del Gobierno, José María Aznar, sigue firme en el campo belicista y ayer enarbolaba en una entrevista a The New York Times la presunta amenaza terrorista iraquí: "La combinación de estados parias y terroristas capaces de cualquier cosa, de matar a miles de personas en cinco minutos sin disparar un tiro... No quiero un mundo así y no aceptaré un mundo así".

Así que poco concierto se puede esperar en la cumbre hispano-alemana que comenzó ayer, en Lanzarote, constatando el abismo que separa a Aznar del canciller alemán, Gerhard Schröder, adalid del eje París- Berlín-Moscú-Pekín contra la guerra. Ambos se limitaron a desear que la próxima cumbre de la UE repare la fractura europea.

Entretanto, el sentimiento antibelicista de la mayoría de los españoles se plasmó en el manifiesto "No a la guerra", rubricado por partidos, sindicatos, actores y artistas, al frente de más de 200 organizaciones que apoyan las 57 manifestaciones convocadas para el sábado en España.