Irán es uno de los principales frentes abiertos en la política exterior de Estados Unidos y, por tanto, el programa nuclear del régimen de Teherán no podía estar ausente del discurso que pronunció ayer Joe Biden en Múnich.

"Estamos dispuestos a hablar con Irán", dijo el vicepresidente estadounidense, "pero Irán tiene que decidir si continúa por el camino del aislamiento o, por el contrario, abandona sus planes atómicos". Optar por el diálogo en este caso ya marca una gran diferencia con la anterior Administración estadounidense, reacia siempre a sentarse a hablar cara a cara con los dirigentes iranís.

La cancillera alemana, Angela Merkel, aplaudió este cambio de rumbo, y dijo que esperaba que se llegara a una solución diplomática al programa nuclear de Irán. Merkel advirtió, sin embargo, de que si no se producen progresos, Berlín apoyará nuevas sanciones al régimen iraní.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, por su lado, pidió a Rusia que colabore en la sanciones a Teherán y que haga posible que acaben siendo realmente efectivas. Sarkozy calificó de "noticia extremadamente mala" la puesta en órbita de un satélite iraní esta misma semana.

Asimismo, el responsable de la política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, pidió al régimen iraní que acepte la oferta de diálogo de la nueva Administración estadounidense.