Nuevas señales de distensión llegan desde Washington a La Habana, en ese único sentido por ahora, al aprobar el Departamento del Tesoro la aplicación de normas que relajan el embargo de medio siglo. Las medidas fueron anunciadas por el presidente Barack Obama hace cinco meses, pero fue ayer cuando entraron en vigor para facilitar los viajes de los cubanoamericanos --no de todos los estadounidenses-- a la isla, el envío de remesas sin límites de monto y avances en las telecomunicaciones. La Habana mantiene silencio, lo cual no es raro ya que las autoridades aquí se toman su tiempo para digerir lo que venga de EEUU, su archienemigo jurado.

Las nuevas reglas, pasos atrás en el recrudecimiento del embargo impulsado por Bush, permiten a los estadounidenses con familia en Cuba --millón y medio de personas--, viajar a la isla cuantas veces deseen. A ello se suma la vía libre a las remesas, que llega en buena hora para Cuba toda vez que la economía del país atraviesa uno de los peores momentos. Se calcula que un 65% de los cubanos reciben fondos de su familia en el exterior, lo que constituye la segunda fuente de divisas. La contrapartida está en las telecomunicaciones, un sector que las autoridades cubanas mantienen controlado. El presidente Raúl Castro, poco después de reemplazar a su hermano Fidel, permitió a los cubanos adquirir teléfonos móviles. Ayer, Washington autorizó a pagar desde EEUU por el servicio en la isla. Pero el tanteo en el talón de Aquiles de La Habana parece radicar en el permiso para la exportación de tecnología. En Cuba no existe para particulares la posibilidad de tener comunicación propia vía satélite ni internet, y se persigue a quienes burlan los controles.

Mientras, la prensa oficial cubana publicó ayer una nueva imagen de Fidel Castro saludando al presidente del Parlamento chino, Wu Bangguo, al que recibió el jueves. Es la primera foto al aire libre de Castro, de 83 años, desde que dejó de aparecer en público, en julio del 2006.