Washington ultima a estas horas los preparativos para la toma de posesión de Joe Biden como 46 presidente de EEUU, un acto solemne a los pies del Capitolio previsto para este 20 de enero. Desde hace días, y a resultas del fallido asalto al Capitolio, la capital del país está blindada ante la amenaza de más violencia política organizada. La investidura de Biden es una de las pruebas de fuego más decisivas para la democracia estadounidense, con la tensión en cotas máximas. Debido a los incidentes del 6 de enero y también a la situación de pandemia del coronavirus, la ceremonia será cerrada al público y abarrotada de militares. Nada que ver con las ceremonias con multitudes festivas de otros tiempos.

La ceremonia en la escalinata oeste del Capitolio concentrará en pocos metros al nuevo presidente, senadores, donantes, empresarios y otros miembros del selecto grupo de los mandos de la nación más poderosa del mundo. La Comisión Conjunta del Congreso sobre Ceremonias de Investidura es la responsable de coordinar los actos del 20 de enero, también la cifra de asistentes. Tradicionalmente, los organizadores reparten unas 200.000 invitaciones, pero en esta ocasión los congresistas solo podrán acudir con un invitado y no habrá público. Trump no estará en esta reducida lista, aunque por decisión propia. Dos días después de que un grupo de seguidores asaltase el Capitolio, confirmó que no acudiría, algo que sí hará sin embargo su vicepresidente, Mike Pence, como gesto de respeto a Biden.

La inteligencia estadounidense no quiere repetir los errores del 6 de enero y ha acordado cerrar los accesos al monumental National Mall, el Capitolio y algunos de las entradas a la ciudad de Washington durante la investidura.

Unos 25.000 soldados de la Guardia Nacional armados con fusiles, más del doble de las tropas desplegadas en Afganistán, Irak y Siria, patrullan Washington estos días ante la posibilidad real de nuevos altercados e intentos de sabotear la investidura de Biden.

La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, ha pedido a sus conciudadanos que se queden en sus casas el miércoles y las autoridades federales, responsables de la zona monumental entre el Capitolio y la Casa Blanca, a donde Biden debería de llegar a pie, han advertido de que cualquier intento de ingresar en zonas restringidas será respondido con la fuerza.