Seis contagios en un barrio de Wuhan detectados el pasado fin de semana han provocado ya la destitución fulminante del funcionario al cargo y la orden de testar a los 11 millones de habitantes de la capital de Hubei. No son tibias ni escasas las medidas chinas para evitar la segunda ola del coronavirus, ya sea en las provincias fronterizas con Rusia o en el epicentro de la pandemia global, empujadas por la certeza de que una chispa basta para incendiar el prado.

El foco nace en un hombre de 89 años que había empezado a mostrar síntomas a finales de marzo pero que, vulnerando el protocolo sanitario, no fue testado hasta el pasado fin de semana. Las autoridades ordenaron de urgencia que 5.000 vecinos del barrio de Sanmin, en el distrito de Dongxihu, se sometieran a los tests. Y de ahí emergieron otros cinco positivos. El brote no parece especialmente inquietante, con los seis casos concentrados en la misma urbanización, pero ya le ha costado el puesto a Zhang Yuxin, secretario del Partido Comunista de la zona.

Una directriz publicada en la prensa oficial ordena que los distritos presenten hoy sus planes para practicar los análisis a todos los ciudadanos de su jurisdicción. La operación, que cubrirá a 11 millones de habitantes, tendrá que concluirse en un plazo de 10 días. La intención es descubrir a los contagiados asintomáticos para evitar nuevos brotes.

RACHA QUEBRADA / El foco ha roto una racha de 35 días sin contagios locales en la ciudad que meses atrás anticipó los desastres que se cernían sobre el mundo. El presidente, Xi Jinping, visitó semanas atrás la ciudad para certificar la victoria sobre el virus y ordenar el regreso de la actividad en una región fundamental para la economía nacional. Es probable que la cúpula del Partido Comunista repita el mensaje en la inminente Asamblea Nacional Popular que hubo de ser pospuesta en marzo por la pandemia.

Un profesor citado por el diario hongkonés South China Morning Post ha aclarado que el plan es viable y no desborda las capacidades del país. «Los test en esa escala tan masiva pueden ayudar a encontrar a los infectados invisibles y eliminar los riesgos de una segunda ola», ha afirmado. En menos de dos semanas se han realizado un millón de pruebas en Wuhan, según la Comisión Nacional de Salud. Sus habitantes fueron los primeros en el mundo en sufrir un confinamiento forzoso, del 23 de enero al 8 de abril. La ciudad ha contabilizado 50.339 casos y 3.869 muertos, según las fuentes oficiales.