Se cumplen ocho años del incio de la revolución siria que desencadenó una cruel guerra civil. Tal y como había hecho su padre Hafez al Asad en 1982, cuando masacró a más de 40.000 sirios que se rebelaron contra su Gobierno en menos de un mes, Bashar el Asad hijo empleó la fuerza desde el inició de las protestas pacíficas, el 15 de marzo del 2011, en la ciudad de Deraa al grito de Allah, Suriya, Hurriyah wa bass (Dios, Siria, Libertad y nada más).

“La revolución siria era imposible, pero sucedió. Aplastarla era imposible, pero también ha sucedido. La rehabilitación del Estado de la tortura, la violación y las matanzas parecía imposible, pero es precisamente lo que está sucediendo hoy”, así comienza el libro del intelectual y escritor sirio, Yassin Al-Haj Saleh, Siria, La revolución imposible. Su tocayo, el periodista sirioespañol, Yassin Swehat, colaboró en la traducción de dicha obra. Swehat reside en Berlín, donde trabaja como responsable de edición del digital Al Jumhuriya. Si bien estudió Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, desde muy joven se implicó en la causa siria defendiendo los derechos de su pueblo desde el periodismo.

Se cumplen ocho años de las primeras manifestaciones contra el régimen de Bashar el Asad, ¿qué ocurrió durante esa etapa de protestas pacíficas?

Lo que pasó en esa época es que surgió un movimiento popular de protesta en varias zonas de Siria al calor de las revoluciones árabes del 2011. Durante varios meses siguieron esas protestas predominantemente pacíficas, a pesar de sufrir desde el primer momento una represión brutal del régimen, que actuó como un sujeto en guerra, sin ningún talante político ni muestra de querer afrontar el tema como algo político. El Ejército bajó a las calles desde muy temprano, se usó munición desde el primer día.

A partir de finales de verano del 2011 es cuando comenzó a surgir la resistencia armada. Se empieza a complicar el panorama regional e internacional y se van superponiendo el tema regional con el internacional, es cuando aparecen los diferentes movimientos salafistas y Daesh.

¿Dónde está hoy la revolución siria?

La revolución siria está como el país: destrozada, bajo tierra, desaparecida, en las cárceles y en el exilio. Fueron muchos años de brutalidad contra cualquier movimiento emancipatorio de los sirios. El resultado es un ejemplo de cómo la inactividad del mundo ha llevado a Siria a lo que es hoy en día.

En un país donde vivían 22 millones de personas, hay un total de 5.684.010 refugiados sirios en el mundo, además de 6.200.000 desplazados internos. Además, hay al menos 367.965 muertos y 192.035 desparecidos, según los datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Con estas cifras, ¿se puede hablar de fin de la guerra?

La pregunta habría que hacérsela a políticos, empresarios y organismos internacionales que tienen la desfachatez de hablar del fin de la guerra. O bien no tienen los datos o son cómplices de un acto de falsificación de la realidad.

Es cierto que la actividad militar en Siria disminuyó mucho porque el régimen, con la ayuda determinante de Rusia y de Irán, acabó reconquistando el terreno. Pero la realidad de las zonas donde el régimen volvió demuestra que lo que está sucediendo es una continuación de la guerra empleando otros métodos y otras estrategias.

La cantidad de detenidos, desaparecidos, expoliados, no solo a mano de militares, sino enmarcados dentro de los planes del régimen de reconstrucción, empleando a sus propias empresas familiares o testaferros, para intentar evadir las sanciones internacionales, como el conocido multimillonario Samer Foz. Es la continuación de la guerra contra la mayoría de los sirios con otras armas.

Recientemente se han producido manifestaciones en la localidad de Deraa, la cuna de la revolución, por la colocación de una estatua del expresidente Hafez el Asad, ¿siguen creyendo los sirios en la libertad y la caía del régimen o simplemente esperan el fin de la guerra?

Este es un ejemplo muy paradigmático, porque enseña con claridad cómo el régimen de Bashar el Asad actúa como una fuerza medieval de conquista o colonial. Deraa sufrió un asedio terrible durante años, fue reocupada por el Ejército sirio en julio del 2018, después de provocar una enorme destrucción, una inmensa cantidad de muertos y el desplazamiento forzoso de gran parte de su población.

Lo primero que hace el régimen, una vez que toma el control de la ciudad, es recolocar una estatua del padre del presidente sirio, Hafez el Asad. Es un acto medieval en el mal sentido de la palabra. La gente esta dispuesta a aguantar porque vive al umbral de la supervivencia pero hay ciertas provocaciones que hacen estallar.

Hubo unos movimientos de protesta limitados porque están bajo el control del Ejército. Esto demuestra que por muy machacada que este la gente hay un grado de hartazgo al que si uno llega, no puede más que explotar. Pero dudo mucho de que sea posible articular cualquier idea de proyecto político sobre esas protestas.

El proyecto alternativo está roto, machacado, derrotado. Los que intentaron hacer la oposición al régimen están en prisión, en el exilio o desparecidos, ya sea a manos del régimen o de otros agentes, y va a pasar mucho tiempo hasta que se pueda organizar un movimiento político con una estrategia real o un mensaje claro.

Durante una entrevista en el 2015 dijo que creía que Asad caería, no en aquel momento, pero sí en un futuro, ¿sigue pensando que Asad dejará el poder?

Sigo pensando que Bashar el Asad es incapaz de gobernar siria en el sentido clásico. Por supuesto que puede seguir en el poder, aunque realmente quién está en el poder es Rusia. Siria ahora mismo está bajo ocupación iraní. Bachar al Asad no es más que una pieza, los rusos siempre lo dejan claro por cómo lo tratan protocolariamente.

El régimen sirio es incapaz de sobrevivir por sí mismo, no solo por su incapacidad técnica, sino porque Siria ha cambiado. Si bien se derrotó a la oposición, el régimen también cambió mostrando su cara más cruel. Volver desde esa brutalidad hasta un punto más pausado, a algo tan básico como que para gobernar necesitas imponer o ofrecer un mínimo de paz social, es algo imposible de pensar en el panorama actual.

¿Qué circunstancias tendrían que darse para que esto ocurriese?

Tampoco tengo la esperanza de que Bashar caiga en los próximos meses o años. Vista la coyuntura de la comunidad internacional Asad puede seguir como está durante años.

La situación de Siria no incumbe solo al país, sino que hay varias cuestiones de carácter regional e internacional. Ahora mismo, cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU tienen tropas en Siria por diferentes motivos.

Todas las batallas del mundo están en Siria y todas las batallas de Siria están en todo el mundo. Siria es una cuestión global, la pregunta ya no es si está o no Bashar el Asad.

¿Se puede hacer justicia tras ocho años de guerra?

Por desgracia, la coyuntura internacional impidió que hubiese un proceso legal internacional para Siria, no se pudo crear un tribunal internacional para Siria porque eso necesita el mandato de la ONU y con el veto ruso de protección a Bashar al Asad no se pudo hacer. Sigue habiendo esfuerzos, aunque pequeños y de poco alcance, pero sí creo que son importantes a la hora de ir acumulando crédito y trabajo para que haya justicia para los sirios.

En Bélgica, por ejemplo, hay un proceso legal contra oficiales del Ejército sirio. Sin embargo, el esfuerzo que hay ahora mismo, no es suficiente. Estamos hablando de crímenes contra la humanidad. Eso necesitaría una voluntad internacional inexistente, unos medios y un apoyo inmensos. No tengo mucha esperanza de que esto ocurra, pero hay que seguir trabajando para ello.

¿Habrá paz para los sirios?

Habrá paz cuando haya justicia. En Siria se han cometido atrocidades enormes, no solo desde el 2011. El próximo año, el 2020, se cumplen 50 años del mandato de la familia Asad en Siria. La mitad de la historia de la Siria moderna fue bajo el yugo de la dinastía Asad que no gobernaron ni un solo día sin cometer crímenes contra la población civil, ya sean detenciones ilegales, secuestros o el expolio del país.

Ahora mismo los que hablan del fin de la guerra es porque el régimen gana una batalla y parece que con eso basta, pero eso no es paz.