Más de 16.000 yemenís, inspirados por Túnez y Egipto, se echaron ayer a la calle en Saná para reclamar la retirada del presidente Alí Abdalá Saleh, en el poder desde hace 32 años. Los manifestantes, convocados por la oposición en cuatro puntos distintos de la capital, gritaron eslóganes como No a la reelección, no a la sucesión o No a la corrupción ni a la política del empobrecimiento.

La protesta, la más concurrida de las de este mes en Yemen, se desarrolló de forma pacífica y exigió el fin de la corrupción y el nepotismo en el país, considerado el más pobre del mundo árabe, donde Abdalá prepara una reforma constitucional para presentarse a la reelección. Abdel Malek al Qasus, del Partido de la Reforma Islámica, principal grupo opositor, dijo a Efe que la protesta era un mensaje para el Ejecutivo de que "todavía hay una oportunidad para arreglar la situación". La mayor concentración tuvo lugar cerca de la Universidad de Yemen, con 10.000 manifestantes. El ministro de Interior, Mutahar Rashad al Masri, aseguró al canal catarí Al Yazira que las fuerzas de seguridad no emplearán la violencia siempre y cuando los manifestantes "actúen dentro de la ley".

En Aden, al sur del país, las autoridades informaron de la muerte, el pasado día 20, de un hombre que se quemó a lo bonzo, desesperado por su situación económica. El miércoles hubo un cuarto intento de inmolación de un joven de 28 años.

El régimen de Saleh está expuesto a las acciones de Al Qaeda, a un intento de secesión del sur y a una rebelión chií en el norte del país.