La violencia prosigue en Yemen ante la incertidumbre sobre el regreso del presidente del país, Alí Abdalá Saleh, hospitalizado en Arabia Saudí para recuperarse de las graves heridas sufridas en el atentado del pasado viernes contra el palacio presidencial en Saná.Aunque los yemenís han interpretado su marcha como el fin del régimen y la oposición asegura que no permitirá su regreso, el Gobierno, con el presidente interino a la cabeza, Abed Rabbo Mansur Hadi, asegura que Saleh volverá dentro de unos días. La situación de inestabilidad ha dado alas a los radicales. En el sur del país, al menos 15 personas han muerto la pasada noche en violentos enfrentamientos entre el Ejército yemení y extremistas que estarían vinculados a Al Qaeda, según han informado este martes fuentes médicas. Los fallecidos son nueve militares y seis insurgentes. Los combates se han producido a las puertas de Zinjibar donde el lunes se concentraron refuerzos militares para tomar este localidad, en manos de extremistas de una organización desconocida, Partidarios de la Sharia, desde el pasado 29 de mayo, según han explicado fuentes de los servicios de seguridad. Zinjibar es la principal ciudad de la provincia de Abyane, en la que Al Qaeda está fuertemente implantada. Presiones de EEUU y de la UE Mientras, la comunidad internacional sigue presionando al régimen yemení para que, aprovechando que Saleh está en Arabia Saudí, acelere el proceso de transición hacia una democracia. Arabia Saudí y EEUU están especialmente preocupados porque la situación en Yemen derive hacia una guerra civil. La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha reclamado al Gobierno yemení una transición "pacífica y ordenada". "Creemos que una transición inmediata es lo mejor para el pueblo yemení", ha subrayado Clinton. En la misma línea, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, ha pedido a Saleh que, durante su estancia en Arabia Saudí, reflexione sobre "qué es lo mejor para su pueblo". La "pesadilla" de Arabia Saudí Los analistas consideran que a pesar de que el vicepresidente Hadi insiste en que Saleh regresará "en unos días", Arabia Saudí, que siempre ha jugado un papel de mediador con el país vecino, presionará para que el presidente no regrese. Fuentes oficiales saudís han insistido que no interferirán la decisión de Saleh de volver a su país, pero EEUU y la Unión Europea estarían presionando a los saudís para que se aseguraran de que la estancia de Saleh en Riad es definitiva. "Los saudís intentarán que la recuperación médica de Saleh se convierta en un descanso político", ha apuntado el experto en Yemen Khaled Fattah, que ha destacado que el riesgo de que el país vaya hacia una anarquía al estilo de Somalia es "una pesadilla para la seguridad nacional saudí".