José Luis Rodríguez Zapatero defendió ayer ante sus barones autonómicos su posición en la crisis del Sáhara Occidental. En un almuerzo en Madrid, el presidente del Gobierno calificó de "muy positivo" que, pese a todo, las delegaciones marroquí y saharaui siguieran negociando en Nueva York, según fuentes socialistas. En el encuentro se apuntó la importancia de la prudencia en tan espinoso asunto, dadas las "repercusiones en seguridad" que podría tener para la Unión Europea la desestabilización de la zona. La vicepresidenta segunda, Elena Salgado, sentenció que el Ejecutivo "está haciendo lo que debe". Desde Bolivia, la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, reclamó a Marruecos que investigue lo acontecido y que "permita a la prensa trabajar".