Setenta y un días después de provocar la ira de George Bush con su decisión de retirar las tropas españolas de Irak, José Luis Rodríguez Zapatero mantuvo ayer su primer cara a cara con el presidente de Estados Unidos. El encuentro, una charla informal de siete minutos antes del inicio de la cumbre de la OTAN de Estambul, fue calificado de "cordial y correcto" por el presidente del Gobierno español. Pero más allá de las buenas palabras, los dos mandatarios constataron sus discrepancias en asuntos del más hondo calado político, como Irak o el terrorismo.

En rueda de prensa, Zapatero anunció que el Gobierno no prevé "ninguna participación" en el proceso de estabilización de Irak que pretende tutelar EEUU. Argumentó que dicho proceso adolece de "problemas de origen", al no haber tenido desde el principio el aval de la ONU. Ello significa que el Gobierno ni siquiera se ofrecerá para entrenar a soldados o policías iraquís en territorio español, como se había barajado en un principio.

DISCREPANCIAS NOTORIAS "Yo le transmití a Bush mis posiciones, que son muy conocidas, y él me transmitió las suyas, que también son muy conocidas. Hubo puntos de discrepancia bien notorios en Irak y el terrorismo, y hubo coincidencias", dijo Zapatero.

En su intervención ante la cumbre atlántica, Zapatero exhortó a la OTAN a jugar un papel relevante en la lucha antiterrorista, pero "sin perder en ello el alma democrática", en alusión a las torturas y violaciones de derechos en Irak y Guantánamo.

Delante de Bush, el presidente hizo un llamamiento para evitar el "choque de civilizaciones", y sostuvo que al terrorismo no se le vencerá con operaciones militares, sino con cooperación, con un servicio policial eficaz y atendiendo los caldos de cultivo de la violencia. En su discurso, hizo demás un encendido alegato en favor del multilateralismo, el consenso internacional y la ONU.

Zapatero regresó por la tarde a Madrid, un día antes de lo previsto. Preguntado por su prematuro abandono de Estambul, dijo que debía llegar a Madrid para preparar la cumbre europea que hoy debe discutir en Bruselas el nombramiento del nuevo presidente de la Comisión Europea, cargo para el que será propuesto el primer ministro portugués, Jose Manuel Durao Barroso. Además, dijo, debe atender la preparación del congreso federal del PSOE, que se celebra este fin de semana.