José Luis Rodríguez Zapatero impulsó ayer, al inicio del Consejo Europeo de Bruselas, un núcleo duro para conseguir desatrancar la negociación del nuevo Tratado de la Unión Europea y poner de relieve el aislamiento de Polonia y el Reino Unido, los dos países que frenan el acuerdo.

Justo antes de la cena, Zapatero propuso al presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y al primer ministro de Italia, Romano Prodi, formar una alianza, a la que se han unido el resto de países del Grupo de Amigos de la Constitución, para mostrar un apoyo rotundo a la presidencia alemana y al compromiso que dio a conocer la cancillera Angela Merkel el martes. Ese compromiso, expuesto en un documento de 11 páginas, preserva la llamada "esencia" de la Constitución, que incluye el sistema decisorio por doble mayoría (estados y población) --que inflama a los polacos-- y también que la Carta de Derechos Fundamentales tenga carácter jurídicamente vinculante, algo que rechaza Londres.

El secretario de Estado español de Comunicación, Fernando Moraleda, explicó que Francia, España e Italia están decididos "a tratar de encontrar fórmulas para los países que tienen diferencias e iniciar de manera inmediata los trabajos para concluir las negociaciones".

Ese núcleo duro, fraguado ayer por la tarde en la delegación española, tenía como objetivo ganar peso y fuerza entre los Veintisiete y "evitar la dinámica de recortes" cara a la complicada cena que tuvieron los mandatarios, según el secretario de Estado para la UE, Alberto Navarro.

Para España, dijo Navarro, es innegociable "reabrir el paquete institucional" y que se cuestione ahora. Esa reforma institucional incluye, entre otros aspectos, la presidencia permanente del Consejo Europeo, el nuevo sistema de voto, nuevas funciones y mayor poder del ministro de Exteriores y que las decisiones sobre asuntos de justicia e interior empiecen a tomarse por mayoría cualificada. En este último caso --como también en la Carta de Derechos Fundamentales-- Francia, España e Italia estarían dispuestos a ofrecer una cláusula de autoexclusión a Londres.

Los países más europeístas están dispuestos a conceder un comodín a Polonia en el tema del voto: si hay que tomar alguna decisión que perjudica especialmente a los intereses nacionales de Varsovia, el Consejo Europeo hará todo lo posible por conseguir un arreglo antes de votar. Cualquier retoque será aceptado para conseguir el consenso entre los Veintisiete hoy si no afecta a la "estructura" del tratado, dijo Navarro.