Pese al bloqueo de Polonia en el Consejo Europeo, durante la jornada de ayer los dirigentes de los Veintisiete consiguieron resolver varios contenciosos, entre ellos uno que enfrentaba directamente al Reino Unido y España. Tony Blair acabó aceptando la figura del futuro ministro de Exteriores de la Unión, un cargo que de repente, el pasado lunes, dijo que no apoyaría. En la comida de ayer, José Luis Rodríguez Zapatero propuso cambiarle el nombre, sin retocar las nuevas funciones que preveía el tratado constitucional, y le convenció. Se llamará "Alto Representante de la Unión Europea".

El futuro superdiplomático combinará las funciones que desempeña Javier Solana, Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, y las de la comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner. En estos momentos, FerreroWaldner es el brazo ejecutor y quien cuenta con el presupuesto económico para las acciones en el exterior, mientras que Solana coordina y dirige la acción política de los Veintisiete sin apenas medios.

Al Reino Unido le inquietaba la denominación de "ministro" por sus recelos a verse dentro de ese macroestado de la Unión Europea. Blair se ha asegurado, además, que ese nuevo superdiplomático en ningún caso pueda sustituir a los países europeos en la toma de decisiones en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.