El derrocado presidente hondureño, Manuel Zelaya, se volvió a plantar ayer (madrugada en España) en la frontera nicaragüense con Honduras, dispuesto a repetir hoy su entrada simbólica del viernes, cuando estuvo dos horas en territorio hondureño. De ese lado, el Ejército impedía el paso a sus familiares y seguidores, enardecidos por el hallazgo de un joven --un supuesto zelayista--, golpeado y muerto en un cafetal de El Paraíso. Zelaya, dijo que iba a mantenerse "firme en el lugar", a la espera de su familia, y señaló que los golpistas "gobiernan el país con las bayonetas".

Al mismo tiempo, el presidente costarricense, Oscar Arias, afirmaba que su mediación "no ha muerto". Centenares de seguidores y la propia familia de Mel Zelaya pasaron la noche en la carretera entre Tegicugalpa y la frontera con Nicaragua, alrededor de hogueras, en vehículos o en caseríos aledaños, con el camino hacia la frontera interrumpido por el Ejército. Tanto el viernes como ayer, Zelaya pidió que dejaran llegar a su madre, esposa e hija, que estaban retenidas en la ciudad de Danlí, con la intención manifiesta de dar con ellas el siguiente paso y entrar verdaderamente en el país.

TOQUE DE QUEDA Otro grupo de zelayistas, llegados sobre todo de Olancho --tierra y feudo del presidente derrocado-- permaneció en El Paraíso, a 12 kilómetros de la frontera. Allí apareció ayer el cuerpo de un joven de 25 años, que sus amigos afirmaron que fue detenido el pasado viernes durante los disturbios.

La militarizada frontera permaneció todo el día bajo el toque de queda tras el segundo fallido y criticado intento de Zelaya de volver a su país. En Nicaragua, Zelaya vaciló entre volver a repetir su entrada simbólica del viernes, cuando estuvo dos horas en territorio hondureño, o plegarse a la mesura que le exigían los mediadores, cuatro semanas después del golpe de Estado que lo sacó del país. Al final, se instaló en la frontera.

A Zelaya le llovieron las críticas por todos lados. "Imprudente, irresponsable, demagogo, insensato", fueron algunas de ellas. Sobre todo, de parte de quienes están intentando mediar en la crisis política hondureña, como la jefa de la diplomacia de EEUU.

Hillary Clinton, fue la primera en calificar la tentativa de "imprudente", apenas el presidente del sombrero puso pie en su país el viernes. Washington lo llamaba al orden y lo citó para el martes. Después, el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, que actúa como mediador, volvió a señalar la mesa de negociación y reprendió a Zelaya: "Gracias a Dios fue una visita corta y no tuvo consecuencias que tengamos que lamentar, pero ese no es el camino para la reconciliación del pueblo hondureño".

Por contra, el presidente venezolano, Hugo Chávez, señaló que "Arias está repitiendo lo que le dicen en el Departamento de Estado" de EEUU, lo que es "indigno en un presidente de América Latina". Chávez aseguró que el camino de lo que llamó "la trampa de Costa Rica" lleva a la "rendición y la inmoralidad". El sello chavista seguía estando detrás de los conatos de vuelta del presidente depuesto, retransmitidos en directo por la bolivariana cadena Tele Sur.

CIRCO TELEVISIVO El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, se frotaba las manos frente al "circo de televisión" y el intento "no meditado y de muy poca seriedad" de Zelaya. Micheletti agradeció al Ejército y a la policía por "preservar la vida humana". Micheletti deploró, además, que el presidente hondureño depuesto "abandone la mediación, que la declare fracasada, y que recurra al uso de la fuerza". Y se permitió lanzar una invitación a los gobiernos de seis países -- a los de Alemania, Bélgica, Canadá, Colombia, Japón y Panamá-- "para que se unan como observadores del diálogo que acontece en Costa Rica".