Hoy hace un mes que los militares despertaron a tiros al presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y lo sacaron del país en pijama. Un golpe de Estado a la vieja usanza que no han conseguido revertir la férrea pero dividida presión internacional, la débil resistencia interior y las intentonas de regreso del presidente exiliado. Zelaya pidió ayer que Estados Unidos "enfrente con fuerza la dictadura" y que Latinoamérica le "ayude a sacar a los dictadores". Porque, dijo, "los golpistas hoy se están burlando de los presidentes de América".

El Gobierno golpista que preside Roberto Micheletti y los demás poderes hondureños, conchabados en el golpe hacían gala de independencia al debatir por separado el acuerdo de San José, preconizado por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias. Hasta las Fuerzas Armadas respaldaron "una solución mediante ese proceso de negociación". Pero todos seguían autoconvencidos de que lo de hace un mes fue una "sucesión", de que apoyaban a Micheletti y cerraban la puerta al regreso del presidente derrocado. Acompañado por diplomáticos venezolanos, Manuel Zelaya se mostró dispuesto a quedarse "toda la semana" en Nicaragua, a las puertas de su país, para reorganizar la "resistencia pacífica".

Su vuelta no era precisamente un cantar de gesta. Al otro lado de la frontera, militarizada y bajo toque de queda, docenas de sus seguidores aseguraron como él que "la lucha continúa", pero emprendieron la retirada, cansados y hambrientos tras cuatro días de inútiles esfuerzos por superar las barreras militares y llegar al puesto fronterizo de Las Manos. Los dirigentes del frente de resistencia esperaban "reunir unas 200.000 personas" en ese lugar, algo "que impidieron los militares golpistas". Ahora hablan de "una gran movilización y un paro total que culminará con la entrada de Zelaya en Tegucigalpa". Pero las manifestaciones a favor y en contra de Mel ya han mostrado fuerzas y opiniones. Y el fútbol sigue provocando actitudes más fuertes: a la salida del clásico entre el Olimpia y el Motagua, que acabó 0-0, se desató el domingo un tiroteo en el que murieron dos personas y 15 resultaron heridas. Igual que en un mes bajo un golpe de Estado que hoy reavivará el debate diplomático internacional sobre Honduras.