Casi dos años después de que los militares lo sacaran en pijama de su casa y el país, el expresidente de Honduras Manuel Zelaya pudo por fin aterrizar de vuelta en el aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa en medio del júbilo de sus seguidores. Zelaya besó el suelo hondureño tras 16 meses de forzada residencia en República Dominicana y en su primer discurso volvió a insistir en promover una constituyente y un plebiscito, intentos que entonces provocaron el golpe de Estado que lo apartó del país y provocó la repulsa mundial. Al igual que aquel verano fueron represaliados a tiros, millares de hondureños recibieron al "presidente del sombrero" en las cercanías de la pista de aterrizaje que entonces taparon con camiones los militares. Esta vez el avión venezolano sí pudo aterrizar, en la tarde de ayer (noche en España), y Manuel Zelaya y su familia fueron recibidos por el ministro de Planificación del nuevo Gobierno de Honduras, Arturo Corrales, uno de los negociadores del acuerdo que permitió su retorno. En unas breves declaraciones a periodistas, Zelaya agradeció por la gestión para su regreso a los presidentes de Honduras, Porfirio Lobo; de Venezuela, Hugo Chávez, y de Colombia, Juan Manuel Santos. El actual presidente hondureño le ofreció una comida. Tras una entrada clandestina al país y un largo refugio en la embajada de Brasil, el derrocado presidente Zelaya abandonó Honduras el 27 de enero del 2010 hacia República Dominicana con un salvoconducto que le otorgó Lobo, quien ese día asumió la Presidencia. Aunque el 18 de junio del 2009, día del golpe militar, parecía quedar muy atrás, Manuel Zelaya lo volvió a recordar anoche con su primer discurso. El expresidente anunció que propondrá "una alianza para la constituyente y para el plebiscito". Pero al mismo tiempo, pidió a la comunidad internacional que levante la suspensión a Honduras y reconozca al nuevo gobierno y al presidente Lobo.