Horas después de que la Organización de Estados Americanos (OEA) expulsara a Honduras de su seno por no restituir al presidente depuesto el domingo anterior, el derrocado Manuel Zelaya intentaba regresar a su país. Al cierre de esta edición (23.30 hora española) Zelaya volaba desde Washington con dirección a Tegucigalpa, pero el Gobierno de facto que encabeza Roberto Micheletti ya había anunciado que no permitiría aterrizar al avión --prestado por el Gobierno venezolano-- y sería desviado hacia El Salvador. Mientras, miles de manifestantes intentaban acceder a la terminal aérea y obligaron a retroceder al impresionante cordón de seguridad de la policía y el Ejército.

Honduras y buena parte del continente americano vivieron ayer la jornada más agitada desde el golpe militar. De madrugada, en asamblea general extraordinaria, la Organización de Estados Americanos decidió suspender la participación de Honduras en el organismo interamericano por no haber cumplido con el plazo de 72 horas dado a Micheletti para restaurar la democracia y el estado de Derecho.

"NECESITAN LA PAZ" Los países miembros de la OEA votaron a mano alzada la suspensión, con 33 votos afirmativos y, por tanto, aprobaron la exclusión por unanimidad. No hubo, en cambio, acuerdo sobre si Zelaya debía volver a su país. En su intervención ante la asamblea, el presidente derrocado reiteró su intención de viajar, pese a las advertencias de que su vuelta podía provocar enfrentamientos violentos: "Vuelvo porque necesitan la paz en mi país y el régimen del terror está vivo", dijo Zelaya.

El nuevo ministro de Exteriores hondureño, Enrique Ortez, restó importancia a la decisión de la OEA y recordó que ya el viernes su Gobierno decidió abandonar el organismo en ejercicio de su "soberanía" y en "repudia" a su pretensión de que se reinstalara a Zelaya. Ortez dijo: "La OEA lo único que puede hacer es separarnos y ahí queda; esto es lo peor que nos puede pasar, seguimos siendo un Estado soberano y todavía somos miembros de las Naciones Unidas".

Mientras en Washington aún se discutía si Zelaya vendría acompañado por otros presidentes, el ministro Ortez advirtió de que, para evitar "que empiece a correr sangre", no se iba a permitir el aterrizaje en Honduras del avión venezolano en el que finalmente solo el exministro nicaragüense y presidente de la asamblea general de la ONU, Miguel D´Escoto, acompañó al presidente depuesto. "Con el respaldo del presidente de la República y las Fuerzas Armadas, como canciller he dado instrucciones de que no dejen entrar al avión", dijo Ortez. "Lo estamos notificando al mundo para que no vaya a morir un presidente o que vaya a morir un hondureño simplemente por el capricho de una organización", subrayó.

ACCESOS CERRADOS Poco después, el director de Aeronáutica Civil, Alfredo San Martín, aseguró que el avión acabaría por aterrizar en El Salvador porque no tenía autorización para hacerlo en territorio hondureño. La policía cerró los accesos al aeropuerto de Toncontín, donde ayer, miles de simpatizantes de Zelaya obligaron a retroceder a los agentes del dispositivo de seguridad del aeropuerto, según informó Efe. Al menos tres líneas aéreas --TACA, American Airlines y Delta-- suspendieron sus vuelos a Honduras.

El nuevo presidente, Roberto Micheletti, aseguró por televisión que tenía conocimiento de un "movimiento de tropas" de Nicaragua hacia la frontera entre ambos países y pidió al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que las detuviera.