Amnistía Internacional ha pedido hoy al Gobierno y al Comité Olímpico Español (COE) que garanticen la libertad de expresión de los atletas españoles que participen en los Juegos Olímpicos de Pekín.

La petición no es ninguna frivolidad, dado que el Gobierno británico ya ha anunciado que obligará a sus atletas a firmar un contrato por el que se comprometen a no participar en protestas políticas contra la situación de los derechos humanos en China.

Sin embargo, Amnistía Internacional cree que hay que aprovechar este acontecimiento deportivo mundial para que la comunidad internacional presione a las autoridades chinas y conseguir así un mayor respeto a los derechos humanos.

Frente a una pancarta de varios metros con el lema "¿Qué legado quieres que dejen los JJOO en China?", colocada en pleno centro de Madrid, el director de Amnistía en España, Esteban Beltrán, recuerda que "a sólo diez días de que comiencen los Juegos, el deterioro de los derechos humanos en China es imparable".

Por eso, subraya el responsable de esta ONG, tanto el Gobierno como el COE deben pedir respeto "públicamente" a los derechos humanos en China porque hasta ahora ninguno de los dos han hecho ninguna declaración oficial sobre la situación de ese país.

Tras participar en un acto simbólico de recogida de firmas en pleno centro de Madrid, Beltrán explica que tal y como muestra el último informe de Amnistía, las violaciones de derechos humanos en China son constantes.

La realidad es que en China existe la pena de muerte para 68 delitos (algunos de ellos no violentos como los relacionados con las drogas o las infracciones fiscales) y 116 activistas y defensores de los derechos humanos siguen encarcelados por haber protestado contra la ocupación del Tibet. Además, en los últimos meses, las autoridades chinas han detenido y retenido "impunemente" a cientos de personas para "limpiar" las calles de Pekín antes del comienzo de las Olimpiadas, taxistas sin licencia y drogodependientes, entre otros.

El informe también denuncia la falta de libertad de expresión en la red, con el cierre masivo de páginas web y la imposibilidad de acceder a muchas páginas de Internet en idioma chino.

Aunque en 2002 China se comprometió a realizar avances en los derechos humanos, denuncia Beltrán, lo cierto es que "sólo se han dado pasos atrás".