Usain Bolt entró definitivamente en la historia del olimpismo con una exhibición sin precedentes. Campeón ya el pasado sábado en los 100 metros con un récord del mundo de 9.69 segundos, ayer apuntilló la gesta con otro título y otro récord del mundo en los 200 metros. El espigado y revolucionario velocista jamaicano huyó de cualquier aspaviento en los últimos metros, como había hecho en la final del hectómetro y, apretando el paso de firme, acabó con el legendario tope universal que el estadounidense Michael Johnson había establecido hace 12 años en los Juegos de Atlanta-96. Los 19.32 del Expreso de Walco pasaron a mejor vida cuando Bolt, que hoy cumple 22 años, cortó la cinta imaginaria en un tiempo de 19.30.

Ha habido nueve atletas que han sido capaces de doblar victoria en 100 y 200 metros en los mismos Juegos, pero nadie lo había logrado con el añadido de dos plusmarcas mundiales. Ni siquiera Jesse Owens, en 1936, ni Carl Lewis, en 1984. Bolt inaugura, pues, una nueva era en la velocidad mundial, una vez confirmado que en su distancia originaria, el doble hectómetro, puede ser más rápido que el propio Johnson, que todavía conserva el récord de 400 que estableció en los Mundiales de Sevilla de 1999.

DUDAS DEL ´EXRECORDMAN´ Johnson debió de ser el primer sorprendido cuando ayer reparó en los dígitos del cronómetro. El exvelocista estadounidense había alabado la capacidad de Bolt para correr tan deprisa y con tanta frecuencia de zancada con esas piernas tan largas. Pero en varios artículos en la prensa y en declaraciones a televisiones de su país había dudado de que lograra superar su tope en Pekín.

Pero qué mejor sitió que El Nido para volar otra vez muy alto, como hizo el pasado sábado en la final del hectómetro. La salida de la carrera ya fue modélica para un hombre de 1,96 de altura. "¡Uauh!", exclamó

Johnson cuando vio esa partida mientras comentaba la carrera para la BBC. "No es normal que un chico tan alto pueda salir así, pero está claro que usa cada onza de energía para correr más rápido. Realmente, debe de querer mucho ese récord".

ESPRINT SOSTENIDO Sí que lo quería. Bolt es el actual subcampeón del mundo (Tyson Gay le ganó en Osaka el pasado verano), pero esta temporada había registrado las tres mejores marcas del mundo: 19.67, 19.76 y 19.83. A los 15 años ya fue campeón mundial júnior, y a los 18 ya había bajado de los 20 segundos. Cuando su entrenador, Glenn Mills, le sugirió empezar a entrenar los 400 metros, él le contrarrestó arrancándole una promesa: si batía el récord de Jamaica de 200, le dejaría probar en el 100. Ahora, Bolt ya tiene los récords del mundo de ambas distancias y se ha olvidado, como quería, del 400.

Tras la salida que dejó sin respiración a Johnson, el jamaicano tomó una curva de ensueño. A su lado, los estadounidenses Wallace Spearmon, Shawn Crawford y Walter Dix parecían aprendices. Pese a verse muy destacado al frente de la partida, Bolt no aflojó ni un ápice. Siguió manteniendo la máxima velocidad y se olvidó de los gestos y golpes al corazón que protagonizó en los 100 metros. Entró como una bala en la meta y, solo luego, celebró como poseso el doblete logrado de títulos y de récords.

"Corrí la curva tan rápido como pude y en la recta me dije a mí mismo: No aflojes, que las fuerzas no me abandonen. Todavía estoy impresionado. ¡Había aspirado a este récord tanto tiempo!", dijo Bolt. Besó la bandera jamaicana y recibió la aclamación de los 91.000 espectadores que llenaron el Estadio.

Bolt abrió ayer definitivamente una nueva era en el mundo de la velocidad. El jamaicano no teme haber tocado techo. "He trabajado muy duramente para ser campeón y ahora trabajaré aún con más fuerza para mantenerme en la cima", aseguró Bolt, que se ha ganado el derecho a ocupar el título de segundo rey de los Juegos de Pekín, inmediatamente después de Michael Phelps.