El emeritense Carlos Prieto completó probablemente su mejor encuentro en los Juegos de Pekín-2008, al igual que la mayor parte de sus compañeros. El pivote emeritense aprovechó su gran evergadura para hacer mucho daño, tanto en un área como en otra. Enfrente, los coreanos apenas podían con su corpulencia. En ataque, abrió hueco para que sus compañeros pudiesen lanzar con mayor comodidad y también tuvo oportunidad de marcar un tanto. Más brilló en defensa, donde realizó varios bloqueos y sometió, junto a Rubén Garabaya, a los pivotes asiáticos, menores en estatura y con menos recursos. Además, contuvo el capítulo de exclusiones, que le había dado muchos problemas en el último partido de la primera fase frente a Brasil.