España alcanza las semifinales del torneo olímpico de Pekín, donde finalmente se medirá a Islandia, tras derrotar hoy a Corea del Sur (24-29) en un partido que se resolvió en la segunda mitad desde la portería española. Esta vez fue Barrufet el que hizo "la hombrada". Los españoles fueron hoy otra cosa en defensa, aunque también tenían enfrente a un rival menos potente y más fácil de sujetar. No obstante, el partido transcurría igualado, pero dos exclusiones absurdas dieron "aire" a Corea.

Que los coreanos no son ninguna potencia se nota tanto en defensa como en ataque. No son jugadores extraordinarios, pero sí son aplicados y combaten siempre. No alcanzan "el diez" pero son "un siete" en casi todo. Los de Corea del Sur corren, fintan, esquivan dificultades y nunca se rinden. Su bravura les convierte en una china en el zapato y la china se transfiguró en piedra a medida que avanzaba la primera parte, ya que España no conseguía imponer lejanía alguna en el electrónico. Al contrario, con 8-7 (min. 20) hubo un momento en que se "atragantó" la defensa coreana.

Afortunadamente, los españoles tuvieron hoy la intensidad que faltó otros días y en ataque apareció Rocas, siempre aparece, y un Raúl Entrerrios del que ofensivamente no se tuvieron noticias hasta esta tarde (cuatro goles en la primera parte). Los empates se sucedían. Corea hacía sus goles sin recurrir siquiera a uno de sus mejores jugadores, el central del Hamburgo Kyungshin Yoon. Sin embargo, el lateral izquierdo Paek fue un martillo para España que no puso más que un gol de por medio en esta fase. Con esa exigua ventaja se llegó al descanso (13-14).

Tampoco en la segunda parte se despegaba nadie. Un gol arriba era la frontera en la que España siempre se detenía. Era como si le faltara el salvoconducto imprescindible para pasar. Todo fue así hasta el minuto 39, cuando los españoles se pusieron 17-19. Ese era el momento clave, el de "romper" el partido ante el hundimiento defensivo del rival. Y lo fue.

Los de Pastor se pusieron cuatro arriba de la mano de un gran Albert Rocas (17-21, min. 42). España mantenía sólida su defensa, sin exclusiones. También David Barrufet se agigantó, y de qué manera, en la portería. De esta manera, los coreanos comenzaron a desinflarse, se atascaron en 17 goles durante más de diez minutos y se despojaron, al fin, de su habitual perseverancia.

España se puso a defender en serio, Prieto ayudó mucho en esa faceta, y a Corea se le hizo de noche. Ya no "fintaban" como en la primera parte, ya no defendían igual, ni siquiera presionando a la desesperada. Nada fue igual que en el primer tiempo, así que la victoria española acabó siendo mucho más tajante de lo previsto (24-29).