--¿Cómo le fue el estreno?

--No demasiado bien. Me puse muy nerviosa. Pensaba que sería como la Copa del Mundo. No fue así. Los Juegos pesan.

--¿La experiencia le servirá?

--Espero que sí. Yo soy buena en precisión, aunque en 25 metros, hay que combinarla también con la rapidez. Pero si he venido aquí es para disfrutar.

--¿Cómo llegó a aficionarse?

--Empecé de pequeña, me llevaba mi padre, que era tirador. Me animaba y yo iba haciendo. Yo no sabía ni lo que era ser olímpica hasta que me dijeron de entrar en el equipo nacional. Fue entonces cuando el seleccionador me explicó la técnica. Yo no tenía ni idea. Para mí era todo cuestión de intuición.

--Explique el secreto.

--La clave, más que acertar, es no fallar. Cuantos menos errores, más arriba. Lo importante es que luchas contra tí mismo. Siempre intentas mejorar.

--Supongo que la clave, también, es no perder los nervios.

--Yo los pierdo a menudo. Pero intento controlarlos.

--¿Y eso no es peligroso con un arma en la mano?

--Para mí la pistola es solo un instrumento de trabajo. Todo el mundo ve las armas como un tabú, pero no es para tanto. Que yo soy pacificista, ¿eh? Un carnicero con un cuchillo en la mano es mucho más peligroso que yo.