En el embalse de las Trece Tumbas de la Dinastía Ming, el escenario de la prueba de triatlón, España enterró algunos de sus mejores sueños de medalla. Pocos deportistas españoles transmitían tanta confianza como el gallego Javier Gómez Noya. Quizá en esa lista solo podría incluirse a Rafael Nadal, David Cal y las chicas de la sincronizada. Así que el cuarto puesto logrado ayer por el vigente campeón del mundo y número uno del ranking mundial supone una de las mayores decepciones en Pekín para la expedición española.

El alemán Jan Frodeno frustró las expectativas de Gómez Noya en un largo esprint de 500 metros en el que se decidió la prueba después de casi dos horas de sufrimiento bajo un calor sofocante. El canadiense Simon Whitfield, campeón olímpico hace ocho años en Sídney, y el neozelandés Bevan Docherty, plata hace cuatro en Atenas, acabaron desplazando al deportista pontevedrés hasta la cuarta plaza y al renacido Iván Raña, hasta la quinta posición.

Unos problemas estomacales por una mala digestión, unidos a unas molestias en el tendón de Aquiles, dibujaron ayer una inesperada imagen de derrota en el rostro de Gómez Noya, tirando por tierra todos los sueños de medalla que había alimentado desde hacía cuatro años, cuando una decisión técnica lo excluyó del equipo para Atenas.

Fueron Gómez Noya y Raña quienes rompieron el grupo después de la prueba de ciclismo. Los que provocaron la criba y dejaron un pequeño grupo en cabeza de la carrera a pie para afrontar el último tramo. Sin embargo, acabaron pagando el esfuerzo en una jornada muy exigente.

"No he corrido bien a pie, no he tenido el día, he tenido problemas estomacales, no he digerido bien el gel que tomé en la bici y, además, el tendón de Aquiles me ha estado dando la lata, llevo dos meses que tengo molestias", se lamentó Gómez Noya, que a pesar de su frustración quiso hacer una lectura positiva. "Espero volver a intentarlo dentro de cuatro años. Me voy tranquilo porque lo he dado todo", aseguró.

A Gómez Noya y a Raña les faltó fuelle para concluir una carrera que se escribió con el mejor de los guiones posibles para sus intereses y los que hicieron soñar durante muchos minutos con un doblete histórico del triatlón español.

Ambos salieron del agua entre los primeros del grupo. Los dos aguantaron los ataques que se sucedieron en la prueba en bicicleta. Y, lo que es más importante, se encargaron de marcar el ritmo en la carrera.

IGUAL QUE EN SIDNEY "Lo he intentado, pero los 15 segundos que cedí en el último repecho me impidieron volver a conectar", reconoció, por su parte, Iván Raña, que repitió el quinto puesto que logró en los Juegos de Sídney, y se resarció, en parte, de la decepción de Atenas, adonde acudió como favorito, para acabar desfondado.

"Venía más motivado que nunca, con muchísimas más ganas que en Sídney, pero todos los esfuerzos se pagan", afirmó Raña que se fija su nuevo reto en Londres 2012.