Tenía que pasar, así que es mejor que haya sido de esta manera, sin perder opciones de nada y ganando en un mal partido. De todas formas es lógico: la euforia de estar acostumbrados a ganar casi sin bajar del autocar aletarga y, por muy mentalizado que creas estar, cuando llega el momento siempre hay un partido que actúa de punto de inflexión. Para mí, ese es el resumen de lo que sucedió ayer contra China. Por eso, lo realmente positivo fue la reacción de la selección tanto en el último cuarto como en la prórroga. Seguro que ahora no habrá más sorpresas pero ya están advertidos.

Y como ejemplo de lo explicado anteriormente, ayer apareció un soberbio Pau Gasol. Hasta ahora Rudy Fernándezera el jugador que más estaba demostrando estar con ese punto de intensidad y concentración necesarios para conseguir llevar al equipo a un resultado espectacular en estos sorprendentes Juegos Olímpicos. Pero faltaban nombres, uno de ellos indiscutible: el actual pívot de los Lakers. Sin embargo, ayer a Pau también le sirvió el partido de lección. Los chinos consiguieron convencer al de Sant Boi que las vacaciones se le habían acabado y que tiene que estar al máximo para ser importante en este equipo.

Un servidor, que ha vivido la experiencia de unos Juegos Olímpicos en varias ocasiones, no puede dejar de sorprenderse por la increíble madurez que demuestra constantemente Ricky Rubio con solo 17 años. Ayer el jovencísimo base verdinegro parecía de nuevo llevar muchos años jugando con la selección española. Su capacidad para robar balones y estar sereno en momentos que se antojan decisivos es encomiable. Está claro que estos Juegos Olímpicos están significando su puesta de largo mundial en toda regla. Espero que esto no haya hecho más que empezar para él.