Nadie tiene dudas. Ni Eddy Merckx, ni Lance Armstrong, ni Miguel Induráin, ni Pedro Delgado. Ha empezado la era Contador. El ciclismo que apunta hacia el futuro con aire cristalino ya tiene un espejo en el que reflejarse. Tan solo 25 años lo contemplan. Sonrisa de cierta inocencia cuando se baja de la bicicleta, cuando reparte, como ayer, ramos de flores entre sus amigos y familiares de Pinto, el pueblo madrileño donde ha crecido. Pero, a la vez, una mente sosegada que no se inquieta ante adversidades denominadas contrarrelojes y que empuja con fuerza a unas piernas que se han convertido en las mejores del mundo a la hora de impulsar una bicicleta en el más complicado de los ascensos.

Contador, desde ayer, ya ha entrado en el club de los grandes mitos. Y lo ha hecho con un libro abierto con páginas en blanco para inscribir a partir de ahora más títulos notorios a su palmarés. Lo ha logrado como vencedor de las tres grandes (Tour, Giro y Vuelta) con apenas 14 meses de margen. Y lo ha conseguido ante la admiración de Merckx, que como él inscribió a finales de los 60 y principios de los 70 su nombre como dominador de una época y vencedor de las rondas francesa, italiana y española, al igual que Felice Gimondi, Bernard Hinault y Jacques Anquetil.

AÑO ENORME La banda militar tocó ayer en Madrid para Contador mientras los paracaidistas descendían con dos banderas españolas (Contador, vencedor final) y Carlos Sastre (el ganador del Tour y admirable tercer clasificado en Madrid) y una estadounidense por Levi Leipheimer, fiel escudero para tranquilidad del genio de Pinto. Mientras sonaba la música, Contador, en el podio y vestido de dorado, aún no se percataba de su enorme gesta. "No soy consciente de lo que he hecho porque ganar las tres grandes es algo que queda. Estoy orgulloso porque contribuyo a que el ciclismo genere ilusión".

Ilusión Contador, en el año en el que Sastre se ha impuesto en el Tour, Samuel Sánchez y Joan Llaneras se han bañado en el oro de Pekín, Alejandro Valverde se ha paseado por las mejores carreras y Oscar Freire aspira el próximo domingo --y no es el único en el conjunto español-- a convertirse en campeón del mundo. Y por cuarta vez.

FUTURO DOMINADOR Sin embargo, Contador reúne una virtud determinante. Que la descubra Eddy Merckx. "Es el mejor corredor del mundo para grandes vueltas porque es el más completo de su generación. No comprendo por qué el Tour no lo dejó correr". En efecto, el genio de Pinto desde su posición privilegiada en las montañas ha sabido situarse en el trono de las carreras de tres semanas. "Es un escalador puro que por su forma especial de correr le ha cogido el ritmo a las grandes vueltas. Puede dominar el ciclismo durante una década". Palabra de Miguel Induráin. "Es el mejor ciclista del momento", según Lance Armstrong, el viejo boss que regresa.

"Soy Alberto Contador y no puedo compararme con nadie", frase del genio de Pinto sin ánimo fanfarrón. Porque es así. Porque Coppi era Coppi, porque nadie se atreve a comparar a Anquetil, ni a Merckx, ni a Gimondi, ni a Hinault, ni mucho menos a Induráin o Armstrong. Todos eran distintos. Les unía el amor por el Tour y el cariño por triunfar a base de pedales. "Contador tiene cuerpo de alambre (es decir es elástico y pesa poco) y una cabeza privilegiada para triunfar a lo grande en este deporte. Tiene estilo como escalador". Consideración de Pedro Delgado, otro campeón de la grande boucle .

"Es diferente a Induráin porque es el mejor escalador del mundo con una sorprendente adaptación a las contrarrelojes", comentario de Eusebio Unzué, el técnico que acompañó al navarro. "Yo no lo comparo con nadie. Tiene su personalidad. Si la salud lo acompaña tendrá un palmarés impresionante", pronóstico de Chechu Rubiera, veterano compañero en el Astana que no quiere perderse el duelo Contador-Armstrong. ¿Será verdad?