Entre el 18 de abril de 1931 y el 2 de abril de 1936, Josep Pla escribió más de 1.000 crónicas parlamentarias en catalán y español, que forman uno de los testimonios más importantes sobre la Segunda República. La editorial Destino reúne estos documentos, inéditos en castellano, que tras su lectura provocan un sentimiento "triste y trágico", según Xavier Pericay, responsable de la edición, al tratarse de la "crónica de un régimen que fracasa".

Se trata de una cuidada edición con fotos y apuntes biográficos de los protagonistas de la época, prologada por el escritor y periodista Valentí Puig, experto en la obra del autor de El cuaderno gris , que define esta etapa como la del Pla "más político", un escritor que se interesa por esta actividad "con postulados más propios de énfant terrible que de analista maduro". Destino lleva tiempo con este proyecto que sale a la luz coincidiendo con el 75 aniversario de la república y el 25 de la muerte del escritor en Palafrugell.

El volumen recoge los 956 artículos que Pla escribió para La Veu de Catalunya , el periódico de la Lliga de Francesc Cambó a la que estuvo vinculado, y los 105 escritos en castellano para Las Provincias , de Valencia; El Sol , de Madrid, y El Norte de Castilla , de Valladolid, nunca publicados en formato de libro.

EN DOS LENGUAS De la comparación entre unos y otros textos se extrae la conclusión de que fueron dos Josep Pla diferentes los que descargaron sus reflexiones, según escribiera en una lengua o en otra. No hay opiniones contradictorias, pero sí un tono distinto.

En La Veu , Pla se dirige a un lector que es catalán y, además, simpatizante de la Lliga, es decir "uno de los suyos". Por esta razón, Pericay, responsable de la edición, opina que las crónicas catalanas "pueden ser menos libres", cuajadas de las "hipérboles inevitables" de un diario de partido.

Sin embargo, en los periódicos en castellano el escritor se dirige a un público que tiene una percepción distinta de determinados asuntos políticos, como los derechos de las regiones o la construcción de una república federal. Pero, "no tiene por qué mentir", subraya Pericay.

La proclamación de la Segunda República coge a Pla en el vagón restaurante del expreso Barcelona-Madrid en compañía de Cambó. Tiene 34 años y en la capital española pasará los siguientes cinco como observador privilegiado en los lugares donde cuajan las alianzas políticas y las conspiraciones.

Es un nacionalista moderado que defiende el orden y la estabilidad por encima de todo y que apuesta por una alianza entre Cambó y el populista Alejandro Lerroux. Aborda la política, según Puig, con "escepticismo, que no cinismo". En sus artículos no disimula el rechazo que le produce Manuel Azaña.