La lista de invitados a una boda es terreno minado. Una exclusión, un olvido, y la ofensa es irreparable, la enemistad eterna. Las consecuencias se agravan si el enlace nupcial es de un miembro de la familia real británica. Enrique Windsor y Meghan Markle se casan el próximo 19 de mayo en el castillo de Windsor. Un príncipe de sangre azul y una americana del show business. El encuentro de Hollywood con la más rancia aristocracia del viejo continente. La regia parentela de él, en contraste con los padres de la novia californiana, ajenos por completo a la etiqueta y estilo de la Corona.

La asistencia de los progenitores de la contrayente aún no ha sido confirmada. ¿Ejercerá de padrino, el un tanto desaliñado Thomas Markle? ¿Le sustituirá en ese papel tradicional Doria Ragland, la madre? Los novios quieren un festejo «divertido», pero con la Reina presente y el arzobispo de Canterbury oficiando en el altar, protocolo y compromisos diplomáticos son inevitables. ¿Estarán los Obama, amigos del novio? ¿O habrá que hacer hueco forzoso a Donald Trump? Y, entre las amigas de Meghan, ¿aceptará Serena Williams el papel de dama de honor? ¿Quiénes serán los proscritos?

LA FAMILIA

¿Acompañará Thomas Markle a su hija al altar? Es una pregunta aún sin respuesta. Los padres de Meghan se divorciaron cuando ella tenía seis años y la actriz ha estado mucho más unida a su madre. La relación entre padre e hija ha sido al parecer cordial, pero distante. Thomas Markel fue un reputado director de iluminación en Hollywood. Ganó dos Emmy y fue nominado otras muchas veces.

Ahora, a los 73 años, vive retirado y a su aire, en la localidad de Rosarito, en el distrito mexicano de Baja California, disfrutando del sol. Una foto reciente le mostraba descamisado y en chancletas. Hace dos años se declaró en bancarrota y no es el único pariente de Meghan que ha pasado por esa situación. Desde que salió a la luz la relación de su hija con el príncipe trata de evitar a los reporteros. Pero la prensa mundial estará en Windsor y ni eso, ni el decorado de la capilla de St. Jorge, cuadran demasiado con Thomas Markle.

Doria Ragland, la madre de la novia, también ha sido extremadamente discreta con la prensa. El noviazgo real no ha alterado su vida cotidiana de ir al supermercado y a la lavandería. A los 61 años continúa viviendo en Los Ángeles, en View Park-Windsor Hills, conocido como el Black Berverly Hills, por ser un barrio de la comunidad afroamericana acomodada. Doria fue trabajadora social e instructora de yoga en un centro para adultos que han perdido la memoria. En el 2002 también ella se declaró en bancarrota. Enrique conoció a su futura suegra durante los juegos de Invictus en Toronto y al parecer se cayeron muy bien. Cuentan que Meghan, con inquietudes feministas, podría romper la tradición y dar el brazo a su madre, en lugar de a su padre, para ir al altar. Son solo rumores.

Del primer matrimonio de su padre, Meghan tiene dos medio hermanos, Thomas y Samantha con los que no mantiene contacto desde hace tiempo. Ellos son sin embargo los que más declaraciones han hecho sobre la prometida y el noviazgo. Thomas Markle Junior es otro miembro de la futura familia del príncipe Enrique que hubo de declarase en bancarrota y ha protagonizado algún escándalo. Vive en Oregón, donde arregla ventanas. Cincuentón, divorciado dos veces, en enero del 2017 fue detenido por apuntar con una pistola en la cabeza de su novia, que finalmente no presentó cargos. Hace unas semanas fue ella la que pasó el Año Nuevo en prisión por haberle golpeado a él. Al parecer están planeando su boda. No se le espera en Windsor.

Samantha Grant, la hermanastra, de 52 años, divorciada dos veces y con tres hijos, vive en Florida y ha encontrado en Meghan una fuente de ingresos. Con previsible veneno está escribiendo un libro sobre el pasado de la actriz, titulado The Diary of Pricess Pushy’s Sister (El diario de mi hermana la princesa ambiciosa). Está previsto que la publicación coincida con la boda. En una reciente entrevista reconoció que aún no le había llegado la invitación para el enlace, pero le encantaría asistir. Posiblemente la verá en televisión.

Por parte del novio también faltará algún familiar. Salvo sorpresa, Sarah Ferguson, la tía de Enrique, no formará parte de los invitados. La que fuera esposa del príncipe Andrés ya fue excluida de la boda de Guillermo y Catalina en el 2011. Sarah se quejó entonces del desaire. Sí estarán en cambio sus hijas, Eugenia y Beatriz, caricaturizadas en los programas británicos de humor como dos vagas redomadas, eternamente de vacaciones y de fiesta en fiesta, viviendo sin dar golpe a costa de sus conexiones reales.

LA DIPLOMACIA

¿Obama o Trump? El dilema diplomático ha requerido el consejo de las altas instancias políticas. El príncipe Enrique es buen amigo de los Obama. Se conocen desde el 2011 y desde el 2016 ha realizado varios proyectos con Michelle Obama. Estando en la Casa Blanca, la pareja le ayudó a promover los Juegos de Invictus en Florida. Barack y Michelle, ya sin responsabilidades presidenciales, le acompañaron también este año en esos mismos Juegos en Toronto. Enrique ha entrevistado incluso a Barack Obama en un especial para la BBC.

La invitación a la pareja es, sin embargo, asunto sensible. La familia real debe mantener la neutralidad, sin interferir en política. En la boda de los duques de Cambridge no se invitó a ningún jefe de Estado. Obama ya no es presidente de EEUU, pero Donald Trump se sentiría ofendido si su antecesor, al que detesta, es invitado y él no. Para colmo, Meghan es una fan de Hillary Clinton y ha criticado públicamente a Trump. El periodista Michael Wolff, autor del polémico Fuego y furia: dentro de la Casa Blanca de Trump, advierte que el presidente tomará represalias si no es invitado al enlace. «No le gusta ser desairado y quiere ser el centro de atención todo el tiempo». La recomendación del Foreign Office es no contar en la ceremonia con ninguno de los dos.

LAS DAMAS DE HONOR

En la lista de invitados se incluirá a algunas de las amigas de Meghan, que podrían ser sus damas de honor. La actriz Janina Gavankar sería una de ellas, así como la también actriz Priyanka Chopra, estrella de Bollywood y la creadora de moda, Misha Nonoo. Pero es la posible presencia de la campeona de tenis Serena Williams la que ha despertado mayor expectación.