Tuvo tanto éxito de niño que a los 13 años, harto de la fama, decidió dejar la profesión. Tras hacer la mili el bicho le picó de nuevo y, desde entonces, ha encontrado menos acomodo en Hollywood -participó en <i>Zoolander</i> (2001) en la piel de un modelo idiota, fracasó en taquilla a bordo de <i>Battleship</i> (2012) y <i>La leyenda de Tarzán</i> (2016)- que en la HBO: tras sorprender en la serie bélica <i>Generation Kill </i>(2008) y de revolucionar las hormonas de millones de adolescentes durante las siete temporadas de <i>True blood</i>, este año obtuvo el premio Emmy por su trabajo en la miniserie <i>Big little lies</i>. Puede llegar a ser el gran producto exportado por Suecia después de Abba y el IKEA… si su hermano Bill no lo logra antes.