Si no fuera porque estamos en Nochebuena, donde el ambiente invita a la benevolencia, probablemente el titular de esta página sería otro. Por ejemplo, El año robado. Es más potente, más llamativo, más agresivo, quizá. Y probablemente más ajustado a la realidad, ya que el 2017 se va dejando la sensación de que aquí alguien se lo ha llevado puesto. Que ha sido borrado del calendario. Mejor dicho, que lo han secuestrado. Y es que parece que no ha pasado otra cosa que el atentado fallido contra la democracia española perpetrado en Cataluña, un ejercicio continuado de vulneración de las reglas del juego, esas con la que los españoles nos hemos dotado durante décadas para poder articular nuestra convivencia. Eso no quiere decir que sean las mejores, pero de momento no tenemos otras.

Parafraseando a Puigdemont, también sería propio El año del pollo de cojones. Sin duda, malsonante, pero perfecto a la hora de sintetizar la que para muchos ha sido la peor crisis de Estado desde el intento de golpe del 23 de febrero de 1981. Quizá por ello se ha llevado la mayoría de los focos del año que agoniza. Y quizá por ello ha requerido tantos esfuerzos y tanto desgaste, empezando por el jefe del Estado, claro, que ya tiene cosida a su currículum de rey una intervención televisiva semejante a la de su padre hace 36 años. La aparición de Felipe VI en nuestras pantallas el 3 de octubre probablemente supuso -la historia dirá- el primer paso hacia la aplicación del artículo 155 que se dio después.

Pero dejemos en su sitio El año más corto. No es poca cosa. Después de todo, da la sensación de que el 2017 ha quedado concentrado en algo más de tres meses, desde que el 6 de septiembre los dirigentes secesionistas catalanes iniciaran su particular viaje a ninguna parte (o a Bruselas). O, teniendo en cuenta los resultados del pasado jueves, un viaje en círculo para terminar de nuevo en la casilla de salida.

Si como intentona se ha tachado siempre la irrupción de Tejero en el Congreso, como intentona podremos calificar el sainete protagonizado por Puigdemont, Junqueras y el resto. Al final proclamaron la independencia por lo bajini, por agotamiento, porque ellos mismos se quedaron sin salida. Una independencia de juguete, de mentira, propia de Pepe Gotera y Otilio, que aún hoy pretenden sustentar sobre un referéndum ficticio al que les interesa otorgar carta de naturaleza democrática.

De todo lo sucedido estos meses, que ha sido mucho, hay dos hitos que dan idea de la catadura del problema; ambos ocurridos en el Parlamento catalán; es decir, en suelo sagrado si de democracia estamos hablando. El primero se desarrolló los días 6 y 7 de septiembre, cuando los parlamentarios secesionistas se saltaron todas las normas y recomendaciones legales, incluso de sus propios juristas, para aprobar las llamadas leyes de ruptura.

El segundo ocurrió el 27 de octubre, en el mismo escenario, al igual que en la anterior ocasión con la mitad de la Cámara vacía por la salida despavorida de los diputados de PSC, PP y C’s; allí se procedió a improvisar una ¡votación secreta! previa a la proclamación de la independencia. Es decir, se votó, simple y llanamente, a escondidas. Aparentemente, algo tan solemne como la instauración de una república merece de los representantes del pueblo un ejercicio de caras descubiertas y no un procedimiento exento de de valentía. Es lo que tienen las revoluciones desde arriba, que les sobra preparativos y diseño y les falta alma y coraje.

Llegando al final uno cae en la cuenta de que también podría haber valido como título El año del 155. Pero no. Bien pensado, no parece adecuado renombrar al 2017 apelando al símbolo numérico de un fracaso, ni más ni menos que el fracaso de la acción política. Y menos cuando el PP convirtió durante semanas esas tres cifras, ese fracaso, en un escudo de armas, un dorsal del que presumir. Por momentos, parecía que los ministros iban a colgar del techo de la Moncloa una camisa de Rajoy con el 155 a la espalda, como si se tratara de las camiseta de Michael Jordan o Kobe Bryant. Pero el sofocón del jueves ha dejado el Gobierno y al PP con poco que festejar. En pocas horas el 155 ha dejado de ser el primo de Zumosol para volver a ser un simple mecanismo.

A partir de aquí, mirar hacia adelante provoca vértigo, muchas preguntas y dudas. Después de todo, la victoria de un partido constitucionalista el 21-D no ha impedido una nueva mayoría absoluta de los independentistas. Así que démonos un respiro y en un día como hoy miremos por un rato hacia atrás, más allá de Cataluña, y constatemos que en el fondo el año 2017 ha tenido 12 meses. Como todos.

A

ABERTIS

Primero fue la italiana Atlantia y después la española ACS, en este caso a través de su filial alemana Hochtief, las que lanzaron sendas opas para hacerse con Abertis. Las cifras de la operación son mareantes. Sirva como ejemplo que Hochtief ha sindicado con 17 entidades bancarias nacionales y extranjeras un préstamo de 15.000 millones de euros para financiar la oferta pública de compra sobre Abertis. La pugna por Abertis entre Atlantia y ACS ha sido la gran operación corporativa de 2017 pero habrá que esperar hasta entrado el 2018 para conocer su desenlace, ya que la resolución final está en manos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

ACEITE DE PALMA

¿Es perjudicial el aceite de palma? Hay respuestas contrarias según se pregunte a las agencias de seguridad alimentaria y oenegés o a las empresas que usan este ingrediente. Aunque no son pocas las advertencias sobre los efectos nocivos en la salud y el medioambiente y los abusos contra los trabajadores de las plantaciones de esta planta tropical, el aceite de palma no está prohibido y se encuentra de múltiples formas en los supermercados.

Imaginemos un consumidor que, alertado por las críticas, decide eliminar de su vida el aceite de palma. Pronto verá que es casi imposible: cerca de la mitad de los productos de consumo lo contienen, según la Mesa Redonda para el Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés). No solo comida, sino también productos de limpieza, cosméticos y biocarburantes. Con todo, durante el 2017 muchas marcas y grandes cadenas de alimentación han anunciado su rechazo al aceite de palma.

AfD

Más de cuatro años de existencia, discursos incendiarios y victorias electorales después, la extrema derecha alemana consumó su regreso a la primera plana política. El martes 24 de octubre Alemania constituyó el decimonoveno parlamento federal de su historia moderna, un Bundestag en el que la presencia de la formación ultranacionlista y xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) se convirtió en realidad. Así, por primera vez desde 1960, la cámara parlamentaria cuenta con un partido situado más a la derecha que la llamada Unión conservadora (CDU/CSU) presidida por la cancillera Angela Merkel, que volvió a ganar las elecciones por cuarta vez consecutiva, aunque en un escenario muy fragmentado. De hecho, todavía no hay nuevo Gobierno en Alemania, donde se sigue pendiente de que Merkel y los socialdemócratas reediten la gran coalición.

AGUIRRE, ESPERANZA

Esperanza Aguirre llegó a la política de Madrid allá por el 2003 con un escándalo y en este 2017 se ha ido con otro. Del tamayazo al caso Lezo. De los sospechosos fines de dos tránsfugas del PSOE a una investigación que también este año ha llevado a la cárcel a Ignacio González, su mano derecha durante años. La expresidenta de Madrid cerró en abril un círculo que está lleno de colaboradores corruptos, golpes de efecto ante los medios de comunicación y enfrentamientos directos con Mariano Rajoy.

Aguirre dimitió el 24 de abril como concejala y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid después de varios años en los que han acabado tras los barrotes dos de sus hombres fuertes: primero fue Francisco Granados -un consejero clave en sus gobiernos regionales que entró en prisión en octubre del 2014 por una trama de corrupción municipal (operación Púnica)- y después González, al que dejó como presidente cuando abandonó el sillón principal del Ejecutivo autonómico.

González salió de prisión bajo una fianza de 400.000 euros. Entró en ella en abril envuelto al menos en tres de las operaciones supuestamente fraudulentas investigadas en el caso Lezo.

ALBALATE / ANDORRA

Las dos localidades turolenses se han visto de la noche a la mañana en este tramo final del año incluidas en el mapa de la violencia en España. Un exmilitar serbio de 36 años que oficialmente se llama Norbert Feher, pero responde entre otros alias por Igor el ruso, mató a tiros el 14 de diciembre a dos agentes de la Guardia Civil y al ganadero José Luis Iranzo en El Ventorrillo, la finca de la familia Iranzo ubicada entre Albalate y Andorra. El pistolero ya había protagonizado un tiroteo diez días antes también en Albalate del Arzobispo, donde dos vecinos resultaron heridos de bala.

En sus primeros días en prisión, Igor el ruso ha aceptado ser entregado a Italia, donde tiene otras causas pendientes, como el asesinato de dos policías, pero primero deberá cumplir la condena que le sea impuesta en España. Mientras, familiares y amigos de Iranzo tienen claro que en torno a lo sucedido hay muchas preguntas sin respuesta y así lo han hecho saber públicamente.

APPLE

La Comisión Europea ha seguido en el 2017 con su batalla contra las grandes firmas por esquivar y minimizar el pago de impuestos en la UE y el último caso puso la lupa sobre el gigante Apple. Según Bruselas, los dos acuerdos fiscales ofrecidos por el Gobierno de Dublín a la compañía estadounidense esconden ayudas ilegales y Apple tendrá que devolver a la hacienda irlandesa 13.000 millones de euros en impuestos no pagados más intereses.

‘ARA SAN JUAN’

El submarino de la Armada argentina, con 44 tripulantes a bordo, perdió todo contacto con el exterior el 15 de noviembre. Tras varios días de intensa búsqueda y de una polémica