E l cuerpo humano puede experimentar dolor por diversas razones. Los síntomas no suelen aparecer de manera aislada, por lo tanto, puede ser que haya más de un mecanismo implicado cuando sentimos dolor. Por ejemplo, la inflamación es uno de los dolores de tipo nociceptivo más frecuentes, pero también puede manifestarse en el dolor neuropático.

El dolor somático o inflamatorio aparece generalmente como consecuencia de un daño tisular producido por traumatismos repetidos, exceso de actividad o inactividad o uso inadecuado de ciertas partes del cuerpo. El dolor neuropático surge a raíz de daño, disfunción o lesión de un nervio, que por consiguiente envía señales incorrectas a los centros del dolor.

El dolor nociceptivo y el dolor neuropático pueden ser agudos o crónicos. El dolor agudo nos avisa de que nos hemos hecho daño. Por ejemplo, si nos quemamos la mano con un plato caliente. Nos dice que tenemos una lesión. El dolor agudo aparece de repente y por lo general no dura mucho. Cuando la lesión se cura, el dolor desaparece.

Por el contrario, el dolor crónico es duradero, y se mantiene durante más de seis meses, pudiendo continuar incluso después de la recuperación de una enfermedad, lesión o un daño tisular agudos.