Pero la gota no es algo del pasado, esta enfermedad ha duplicado su prevalencia e incidencia durante las últimas dos décadas en España, afectando ya a entre el 1 y el 2% de la población. Y cuando se trata de hombres mayores de 70 años, esta cifra se eleva al 5%.

La gota es la enfermedad que se produce por la formación de cristales de una sal del ácido úrico (urato de sodio) en los tejidos, más frecuentemente en las articulaciones. Es una dolencia muy molesta que se produce por una combinación de factores que van desde la genética al sedentarismo y la mala alimentación. Se caracteriza por manifestarse en episodios de dolor agudo, que vienen provocados por la cristalización del ácido úrico de la sangre en forma sales de sodio. Estos cristales, en forma de agujas, se acumulan en las articulaciones generando un intenso escozor de tipo artrítico.

Sus síntomas

Normalmente las principales manifestaciones son un enrojecimiento y un repentino y desgarrador dolor en el dedo gordo del pie, ya que allí tienden a acumularse los cristales. Ahora bien, el resto de articulaciones también pueden verse afectadas, como asimismo los riñones, lugar donde se retienen los cristales de ureato sódico, hecho que aumenta la probabilidad de que deriven en cálculos renales.

Por qué se produce

Existen factores genéticos que hacen que el metabolismo de las proteínas en determinadas personas sea más tendente a acumular en la sangre ácido úrico, que normalmente se expulsa en la orina junto a la urea. Las personas propensas no hacen la transición hacia la orina de manera tan rápida, o bien producen más ácido úrico que urea como subproducto del ciclo del nitrógeno, con lo que en función de la alimentación que tengan, el tipo de vida que lleven o el nivel de deshidratación que padezcan, pueden incrementar sensiblemente las concentraciones de ácido úrico plasmático, con el consabido riesgo de que precipite si supera determinados niveles.

A este respecto, numerosos estudios determinan que entre las poblaciones de la Polinesia es mucho más frecuente que, por ejemplo, entre los aborígenes australianos, a pesar de que estos siguen una dieta mucho más rica en purinas, los compuestos nitrogenados que generan más ácido úrico como subproducto. También en Estados Unidos se ha podido comprobar que las personas de raza negra la padecen más que los caucásicos, a igualdad de dietas. Y para terminar, es una enfermedad sobretodo de hombres, que la padecen hasta ocho veces más que las mujeres; es decir que viene ligada por el cromosoma Y.

Ahora bien, la alimentación también influye poderosamente, pues una persona propensa con buenos hábitos no tiene por qué sufrir ataques, y es muy posible que jamás sepa de su propensión. En cambio, aquellos que abusan de los productos proteicos ricos en purinas, o bien de grasas saturadas o azúcares, tienen mucha mayor probabilidad de ver incrementados los niveles de ácido úrico en la sangre (hiperuricemia) hasta concentraciones que rozan el ataque de gota.