H ablar de parásitos intestinales puede parecer algo extraño e insólito, pues todo lo contrario, cada vez es más frecuente y debemos de estar alerta y conocer bien de qué se trata, en la gran mayoría de los casos no suelen ser patologías graves pero sí molestas, que con buenas medidas preventivas podemos fácilmente evitarlas.

Los parásitos intestinales tienen su hábitat natural en el aparato digestivo de personas y animales, lo que ocasiona enfermedades con una enorme trascendencia en el mundo, fundamentalmente en países tropicales y subtropicales. No obstante, en los últimos años se ha observado un incremento en el diagnóstico de este tipo de patologías en nuestro entorno debido a diferentes factores cono el auge de los viajes a otros continentes; el aumento de la inmigración y las adopciones infantiles internacionales.

¿Cómo se transmiten?

Los parásitos intestinales más habituales se transmiten a través del agua, alimentos y también de persona a persona. Razón por la cual unas mínimas medidas de higiene son básicas para evitar los contagios. Estos organismos se dividen en dos grandes grupos: protozoos (unicelulares) y helmintos (pluricelulares).

Los protozoos

Dentro del grupo de los protozoos, el más habitual es la Giardia lamblia, especialmente en niños. La vía de transmisión es fecal-oral, tras la ingestión de agua o alimentos contaminados con los quistes del parásito. Tienen un periodo de incubación de unos cinco días, y después existen tres posibles evoluciones: portador asintomático, gastroenteritis que no requieren tratamiento ya que cesan por sí mismas, cuadro crónico de mala absorción de los alimentos o urticaria.

En este mismo grupo cabe destacar las amebiasis (Entamoeba histolytica), frecuente en zonas tropicales y que últimamente ha aumentado su incidencia en los países industrializados. En el 90% de los casos no produce síntomas, en un 9% causa afectación intestinal (colitis) y en un 1% las manifestaciones son extraintestinales (sobre todo absceso hepático).

Los helmintos

Dentro del segundo grupo, el de los helmintos, el más frecuente es el Enterobius vermicularis (también llamado oxiuros, lombriz en niños), que afecta entre el 40 y el 50% de los pequeños en edad escolar. El síntoma principal es el picor anal y perineal, generalmente nocturno, debido a que las hembras del parásito migran por las noches hasta el ano y depositan allí sus huevos.

Las manos del niño constituyen el principal vehículo de transmisión debido al rascado, además de ropa contaminada (pijamas, sábanas…).

También pertenecen a este grupo de parásitos intestinales las tenias, gusanos planos anillados, más comunes en tiempos pasados que en la actualidad. La sintomatología que produce su parasitación es escasa (tendencia a la diarrea, adelgazamiento, molestias abdominales…) o nula. A veces, los pacientes refieren la eliminación de los anillos por las heces.