Netflix estrenó el jueves uno de sus títulos más esperados del año. Se trata de Joan Didion: El centro cederá, retrato documental de la escritora Joan Didion (Sacramento, California, 1934), figura clave del Nuevo Periodismo, cronista ejemplar de los Estados Unidos del siglo XX y autora de varias memorias y novelas inolvidables. Alrededor de Didion flota un aura de culto, entre muchos motivos porque, más allá de sus propias obras, es reacia a exhibirse en público.

Con Joan Didion: El centro cederá, Griffin Dunne ha conseguido lo que nadie: sentar a este mito vivo de las letras americanas delante de una cámara para que hable sobre su vida. Didion no aceptó la propuesta de Dunne porque este sea un actor carismático, protagonista atribulado del ¡Jo, qué noche! de Martin Scorsese, ni porque le gustara alguna de las comedias románticas que ha firmado como director. Si aceptó fue, en esencia, porque Dunne es su sobrino. Y porque le gustó el corto promocional que rodó para Noches azules, el ensayo que Didion publicó en el 2011 sobre la muerte de su hija Quintana (murió en agosto del 2005, a los 39 años). Dunne tentó a la suerte y le preguntó: «¿Qué pasaría si hiciéramos un documental?». Para su sorpresa, ella accedió.

Cara a cara

La película se basa en numeroso material de archivo -quizá incluso demasiado-, pero el gancho principal está en las conversaciones íntimas, cara a cara, con la tía Joan. En mayo, Dunne declaraba a la revista Vanity Fair: «Joan ha visto la película un par de veces, y le conmovió y gustó mucho. Creo que percibe cuánto amor se ha invertido en su creación. Ha sido un viaje muy personal para mí, como cineasta, como sobrino y como miembro de nuestra familia».

Joan Didion arrancó su carrera en las páginas de la revista Vogue, en la que entró a trabajar como ayudante de investigación después de ganar un concurso de ensayos en la Universidad de California en Berkeley. Mientras trabajaba allí escribió la novela Run river, según su autora no muy buena. Poco después se casó con el también escritor John Gregory Dunne y volvió a California, donde empezó a escribir sus mejores piezas.

Ensayos como los incluidos en Slouching towards Bethlehem, sobre la cultura hippie californiana de los 60, la convirtieron en figura destacada del Nuevo Periodismo, esa corriente que prefería la «verdad» a los «hechos» y en la que no se valoraba tanto la objetividad como la inmersión personal del periodista en el universo a retratar. En el documental recuerda cómo durante su viaje a la contracultura de San Francisco llegó a verse delante de un niño de dos años metido de ácido. «Fue oro», afirma. «Vives para momentos así cuando estás haciendo un artículo».

Frente a la cámara, Didion puede ser tan esencialista como frente a la página en blanco: mejor las pocas palabras bien dispuestas al barroquismo. «A veces, contesta en dos o tres palabras y eso es todo, no por reticencia a hablar más, sino por una brevedad natural que también forma parte de su escritura», ha dicho Dunne en Variety. Pero Didion se abrió a él. «Uno de los aspectos que me conmovieron y de los que estoy más orgulloso es lo diferente de su expresión cuando me habla a mí y cuando habla en antiguos programas de entrevistas», afirma el director.

Didion & Dunne fue, además de un matrimonio unido, dúo creativo. Juntos escribieron un puñado de guiones para Hollywood, entre ellos una adaptación de Según venga el juego, segunda novela de Didion. También firmaron los guiones adaptados del clásico drama de drogas Pánico en Needle Park; la versión de 1976 de Ha nacido una estrella, con Kris Kristofferson y Barbra Streisand, o Íntimo y personal, popular vehículo para el lucimiento de Robert Redford y Michelle Pfeiffer.

Cuando John Gregory Dunne murió súbitamente de un infarto agudo de miocardio, Joan Didion perdió al que había sido su mejor compañero a muchos niveles. Para colmo de males, la única hija de la pareja, Quintana, llevaba por entonces -el 30 de diciembre del 2003- cinco noches inconsciente en una unidad de cuidados intensivos.

De la tragedia surgió un libro absolutamente maravilloso, El año del pensamiento mágico, en el que Didion escribía sobre los días y meses posteriores a la marcha de su marido, durante los cuales fue incapaz de mantener la lógica mental de otros tiempos.