La ecografía lo confirma: el embrión tiene latido. Enhorabuena, vais a ser papás. Nada más salir de la consulta, lo primero que hacéis es sentir emoción y vértigo a partes iguales. Lo segundo, dejaros el sueldo en libros. En su defecto, entrar en internet y empezar a descubrir el frondoso (y habitualmente femenino) mundo de los blogs de crianza. El escritor Joan Antoni Martín Piñol y su pareja compraron todos los manuales habidos y por haber en septiembre del 2014, cuando estaban embarazados. Necesitaron tres furgonetas y un toro de almacén para cargarlos. «Cuánto libro… y cuánta mierda», dice el escritor, que se hartó de leer tratados de maternidad «escritos por famosas caídas en desgracia» o manuales médicos en los que se hablaba de «mil posibilidades de muerte y enfermedades». El cuerpo le pidió ponerse manos a la obra y, dos años más tarde, publicó Harry Pater y el pañal filosofal (Planeta), divertidísima y útil guía para padres primerizos que explica, por ejemplo, los trámites burocráticos necesarios para registrar al bebé, la mejor forma de enfrentarse a las (horribles) visitas en el hospital tras el parto o el remake de Un día de furia que implica usar el transporte público con un carrito de bebé.

Martín Piñol (Barcelona, 1979) no es el único padre que navega en un mar predominantemente femenino. Hace cinco años, el también escritor y guionista Carlos Escudero abrió el blog Un papá como Vader, donde empezó a volcar sus reflexiones, angustias y alegrías como padre. Aquello fue justo después del nacimiento de su segundo hijo, al que dedicó infinitamente más tiempo que al primero. «Con el primero tenía horarios laborales infernales que apenas me permitían estar con él. Me impliqué en su crianza, pero en un segundo plano. Cuando tuvimos el segundo crío yo estaba en el paro y me conciencié de la importancia que supone cuidar de tu hijo. Caí en la cuenta de que llegar a casa a las siete de la tarde no debería ser normal», explica Escudero, que acaba de publicar el libro La libreta roja (Lunwerg) con 100 sabios consejos -ilustrados por Cristina Torrón- para transitar por el camino de la paternidad sin perder la sonrisa.

Salir del armario

Escudero, de 40 años, está convencido de que los padres «tienen que empezar a salir del armario». Ya está bien de que los manuales del cuidado de los niños estén, en su mayoría, escritos por madres y sean leídos por madres. La crianza no se debería escribir solo con M de mamá, sino también con P de papá. «Las rabietas también son cosa nuestra, de los padres. Debemos aprender a gestionarlas, como hacen las madres. Me gusta escribir de la niño-fobia, los grupos de Whatsapp o las infernales fiestas de cumpleaños. Ninguno de estos temas deberían ser solo terreno femenino», asegura Escudero.

En realidad, entre los infinitos manuales de crianza que hay en el mercado encontramos muchísimos firmados por hombres. Bésame mucho (Carlos González), Niños descansados, niños felices (Eduard Estivill), Tú eres la mejor madre del mundo (José María Paricio) y El cerebro del niño explicado a los padres (Álvaro Bilbao) son cuatro libros de cabecera para cualquier familia que se precie. Sin embargo, apenas encontramos en el mercado libros escritos por papás corrientes. Hombres de la calle que cuentan su experiencia para explicar -al igual que hacen muchas mamás- el giro de 180 grados que supone traer una criatura al mundo.

El humorista Berto Romero publicó en el 2012 Padre. El último mono (Planeta), divertido manual sobre cómo ser padre y no morir en el intento y cuyo título da pistas sobre cómo se sienten los padres una vez que el niño ha nacido. El libro sirvió de inspiración para Mira lo que has hecho, la divertidísima y realista serie que Movistar+ en la que el cómico (padre de tres criaturas) narra cómo el suelo se abre bajo tus pies cuando te conviertes en padre. «No sentamos cátedra. No damos respuestas ni solucionamos nada. Simplemente retratamos un momento muy interesante en la vida de las personas», explica el colaborador de Andreu Buenafuente.

Berto Romero, Martín Piñol -que convirtió sus experiencias como padre en un descacharrante espectáculo de monólogo- y Carlos Escudero no son doctores en nada. Pero son padres y han pasado por muchas cosas. Quieren compartirlas y decir al mundo que la elección de guardería, lo tocapelotas que pueden llegar a ser algunos familiares, las temidas tardes de parque o las mejores recetas para hacer purés no son terreno exclusivo de las madres. Lo hacen, además, con un denominador común: el humor. «Cuando tengas un mal día como padre lo único que podrá salvarte será el humor y no un gurú», se ríe Escudero.

«Nuestra generación ya no es la de los padres ausentes. Cuando voy al parque con mi cría la mitad de la gente que veo son padres. Y cuando asisto a cursillos de crianza pasa lo mismo. Eso de que los padres ayudan en casa está pasado de moda. Los hijos son de los dos», destaca Piñol.

Armando Bastida, padre de tres chavales, enfermero de Pediatría, editor de la revista digital Bebés y más y autor del libro Soy Papá. Cómo criar a tus hijos con sentido común (Ob Stare) reconoce que a los hombres, en general, les cuesta hablar sobre la crianza. «Supongo que es herencia de otras generaciones», reflexiona. Él bien lo sabe, que creó un grupo de Facebook temático llamado Si los hombres hablasen. «El 95% de la gente que comentaba eran mujeres, así que creé otro exclusivo para padres: Papás y crianza. Se unieron 400 hombres, pero, por increíble que parezca, resulta que muchas mujeres nos criticaron».

De los dos

A las charlas sobre paternidad y maternidad que ofrece Bastida acuden cada vez más hombres, lo cual invita al entusiasmo. «La crianza no es femenina ni masculina. Es de los dos», resume al tiempo que afirma que no deja de ser un micromachismo el hecho de que papá siempre pregunté a mamá: «Cariño, ¿qué ropa le pongo hoy al crío?», como si él no fuera capaz de vestir a su hijo.

«Tener un hijo es relativamente fácil. Ser padre no lo es», recuerda Bastida, que reconoce que al nacer su hijo mayor (que ahora ya cuenta con 11 años) decidió esforzarse en entender su manera de ser. «Decidí abrir mi mente a la posibilidad de que el que estaba equivocado era yo, y no él. Opté por criar y educar, a él y a sus hermanos, de la manera que consideré mejor, pese a no ser siempre del agrado de la mayoría de la sociedad -asegura ahora este enfermero-. Y lo curioso, después de tantos años, es que no sé si es la buena. Ni siquiera considero que mi verdad sea la verdad. Pero es tanto lo que he aprendido en todo este tiempo con mis tres hijos y con mi pareja que he querido plasmar en el libro todo lo que yo hubiera querido leer cuando me convertí en padre». Palabra de papá.