Dejaremos a un lado que, quizás, ‘Lincoln’ debió llamarse ‘Douglass’ y observar las últimas etapas del abolicionismo desde el punto de vista de su verdadero líder. Aplaudamos la posibilidad de ver a Day-Lewis en su enésima transformación, ahora en el papel de un presidente a veces críptico, a veces claro como el agua, y con aires de guerrero cansado. Day-Lewis seguía hablando con un fuerte acento de Kentucky cuando las cámaras estaban apagadas, e insistió en ser llamado «Sr. Presidente» por la gente del ‘catering’. Fueron ideas de Spielberg, aunque seguramente nuestro hombre habría tenido las mismas por su cuenta.