El pelo de color arenoso orientado hacia un tupé que lo hace parecer una versión madura de Tintín; el gesto afable de quien duerme a pierna suelta, o de quien se acaba de tomar un segundo chupito de vodka; el habla firme que hace sus palabras sonar como si el futuro del universo se apoyara sobre ellas… Puede que no sea usted capaz de pronunciar correctamente el hombre y el apellido de Stellan Skarsgård, pero sus rasgos tienen que resultarle familiares. Después de todo, a lo largo del último medio siglo ha trabajado en nada menos que 135 películas y series, entre ellas algunas de las más taquilleras de los últimos años y de las más polémicas.

Debutó en televisión a los 17 años, y durante las décadas de los 70 y los 80, se afianzó como uno de los rostros de referencia de la industria sueca. Para cuando inició su fructífera colaboración con el danés Lars Von Trier con <i>Rompiendo las olas</i> (1996) -por el momento han rodado seis películas juntos, entre ellas la incendiaria <i>Nymphomaniac</i> (2013)- ya había asomado la cabeza en Hollywood gracias a <i>La caza del octubre rojo </i>(1990). Desde entonces ha interpretado a exorcistas, científicos, profesores, sátiros, aristócratas, asesinos y hasta a Francisco de Goya; lo hemos visto en películas de Oscar -<i>El indomable Will Hunting </i>(1997)-, en frívolos artefactos pop -<i>Mamma Mia!</i> (2008)- y en máquinas de hacer dinero como <i>Cenicienta</i> (2015) y las sagas de Piratas del Caribe, Thor y Vengadores.

Bien pensado, que buena parte sus hijos hayan acabado sucumbiendo a la tentación de seguir sus pasos era algo inevitable.