-La cantante Rebeca Jiménez protagonizó esta entrevista la semana pasada y le lanza la siguiente pregunta: ‘¿Qué película ya estrenada le hubiera gustado dirigir?’

-Muchas, pero ahora me viene a la mente ‘El exorcista’ porque tiene una parte muy divertida, bizarra y escatológica que me fascina, sobre todo la escena con el padre Karras. Para que algo me guste me tiene que divertir, de manera que si en algún momento la foto o el cine dejaran de divertirme creo que me dedicaría a otra cosa.

-Usted es director de cine, ¿por qué?

-Llevo pocos años experimentando cine porque a lo que me dedico realmente es a la fotografía, en la que llevo formándome de manera autodidacta desde los 16 años. Sé que me interesa dirigir pero me he dado cuenta de que lo que realmente une a la fotografía y al cine es la dirección de arte, por eso lo que más me apasiona es la parte creativa, elegir los colores, el vestuario de los personajes acorde a su personalidad, poner una escenografía potente. El guión suelo delegarlo porque lo que más me suele interesar es la parte visual.

-Hablemos en primera instancia de los tres cortos que usted ha dirigido y que de forma consecutiva han sido laureados por el Festival Cine Express de Badajoz. El primero, en 2015, llevaba por título ‘Mejillones’: Mari Carmen y Loren, un matrimonio español al uso, padecen la última de sus crisis como pareja. La causa: Mari Carmen sufre una extraña adicción gastronómica que le llevará a plantearse su propia razón de ser, el mundo en el que vive, su vida conyugal y su futuro. Este cortometraje, inspirado en la figura de Santa Teresa de Jesús, es toda una oda al mejillón divinizado, pero también es un homenaje a todas esas mujeres que, como la protagonista, un día decidieron echarle, por decirlo de algún modo, un par de mejillones renunciando a una vida de sumisión matrimonial para convertirse en mujeres verdaderamente libres y felices...

-El corto ‘Mejillones’ surgió hace tres años. No pensaba siquiera presentarme al festival, faltaba una semana para realizar la inscripción y justamente mi expareja solo hacía que insistirme en que me presentara. Yo no tenía ni idea de qué hacer y recuerdo que justo esa mañana que tenía que enviar la solicitud pasé por un supermercado y en el pasillo de las conservas vi una lata de mejillones. En ese momento me entraron unas ganas inmensas de comerlos porque hacía tiempo que no lo hacía. Así que cogí varias latas porque había una oferta (risas). Fui a la caja y al ir a pagar me pregunté: ‘¿Y si cuento la historia de una persona adicta a los mejillones, de cómo los mejillones limitan su vida?’. La idea era un poco loca pero con ella ganamos el festival. En realidad el corto tiene el punto de grito feminista y también el de la reivindicación lésbica. Además, la protagonista cuenta que cada vez que come mejillones siente un éxtasis, algo parecido al que sintió Santa Teresa, de ahí la comparativa.

-El segundo corto, en 2016, se titula ‘Buen corazón’, un trabajo con toques de humor con un final inesperado que nos hace reflexionar sobre el asunto de la donación...

-En este trabajo quería sacar otra cara de mí. La gente dice que siempre juego con el humor, así que mostré mi parte reivindicativa. No quise cuidar tanto la parte estética, es un corto muy sobrio, porque buscaba una historia potente, que crease debate, y lo conseguí. Hubo gente disconforme porque pensó que era una crítica a las oenegés, pero lo que intenté fue ponerme en el otro lado, en las razones de la gente que no puede colaborar con estas organizaciones. Le di voz a todas esas personas.

-En tercer lugar, ‘Llámame típica’. El corto está recién estrenado y en él habla del papel de la conciencia, de los fantasmas que creamos de los demás. La protagonista está convencida de que el chico que le gusta es cocainómano. En un encuentro entre ambos, él estornuda. Ella piensa que el chico le ha lanzado un grano de coca cuando realmente le ha lanzado ¿un moco?

-(Carcajadas). Sí. Correcto. Quería hablar sobre la voz interior, sobre el crítico que todos llevamos dentro y de cómo ese crítico muchas veces nos limita a la hora de conocer a la gente y saca prejuicios sobre los demás.

-Otra de sus últimas creaciones es ‘Un calentón lo tiene cualquiera’. ¿Qué es exactamente un calentón?

-La parte divertida es que se puede entender de manera literal, el que te sale en el labio, o de manera metafórica. Pero lo que quería transmitir es que la gente que no es de Badajoz supiera lo que es pasar un agosto en Badajoz. Dejé dos minutos de sonido de chicharras para que los espectadores, solo escuchando, tuviesen calor. Por eso puse también mariachis, porque creo que los mariachis dan mucho calor.

-¿Usted se inspira en Almodóvar?

-Es una de las personas de las que suelo beber, sobre todo porque me cautiva cómo trabaja el color. Me apasionan los colores cálidos y los rojos como guiño a España porque me inspiro de lo que vivo y tengo a mi alrededor, de la parte costumbrista y tradicional. De hecho un género que me interesa es el cine quinqui, que lo entiendo como cine de bajo presupuesto y que refleja una vida cruda, familias desestructuradas, chicos que no pudieron estudiar...

-O sea, ‘Tú eres el vaquilla, alegre bandolero’...

-Efectivamente, o ‘La estanquera de Vallecas’, ‘El pico I’, ‘El pico II’, ‘Navajeros’... todo eso.

-¿Cuáles son las cualidades que ha de reunir un buen actor?

-Siempre he buscado gente auténtica, gente con personalidad, gente con carácter. Una cualidad fundamental que ha de tener un actor es el carisma.

-Además de director usted es fotógrafo. ¿Es el color su principal seña de identidad?

-Está dentro de mi ADN como artista. Si no hay color no es mío. A medida que pasa el tiempo me doy cuenta de que la gente identifica mi obra por el color. Me gusta mucho saturar los colores y cuando hago fotografía o hago cine suelo resaltar el azul del cielo. Amigos míos que se dedican a la fotografía me dicen: ‘Eso es azul Luxon’. Quiero que mis fotografías griten, que el rojo sea muy rojo, el azul muy azul, el amarillo muy amarillo, que los colores se queden grabados en tu cerebro y que sean potentes, que los veas como ‘buahhh’.

-A los 16 años empezó a experimentar con una cámara del Lidl...

-Sí (risas). La compró mi padre, se la cogía sin permiso y con mis amigos recreaba escenas. Fui experimentando después con una reflex y ahora es mi trabajo.

-Así fue como se convirtió en Rodrigo Luxon...

-Luxon es un apellido francés que en latín significa hombre de luz. Fue una señal del destino que me dijo que tenía que ser mi apellido artístico porque el real, Pulido, no me gustaba. Es que Rodrigo Pulido me parece una mierda, no suena artístico (más risas).

-En la mayoría de sus creaciones usted aparece como ferviente defensor de los derechos LGTBI, ¿qué queda por hacer, qué hay que seguir reivindicando?

-Hay que trabajar muchísimo la educación, sobre todo en los colegios. Trabajar el respeto. Siento que las nuevas generaciones están volviendo atrás. La televisión, por ejemplo, ha creado una porquería de estereotipos sobre la homosexualidad que muchas veces se alejan de la realidad y eso marca mucho a la gente. Es verdad que hay muchos derechos pero hay ciertas cosas que aún hay que cuidar más. Sigue habiendo muchos casos de bullying y muchos prejuicios.

-El desnudo masculino, el color de la carne y los slips blancos rodeados de un halo erótico centran buena parte de sus creaciones. ¿Qué ve en estos componentes?

-Es verdad que una parte que me caracteriza es el erotismo y el desnudo. Forma parte de mi yo.

-La moda, la música y la pintura son otros tres de sus referentes...

-Los tres tienen un papel fundamental en mí, aunque si tuviera que quedarme con uno de ellos es con la música, porque es todo lo que me mueve, incluso cuando perfilo una historia fotográfica o de cine lo primero que tengo es la banda sonora. De hecho me gustaría que mi vida tuviera música todo el rato. Si estoy en un momento de drama me regodeo en el drama y me pongo música de drama y así canalizo mejor mis historias personales y profesionales.

-¿Qué es vestir bien?

-Es una pregunta compleja porque cada uno tiene un concepto de qué es vestir bien. Para mí vestir es tu carta de presentación al mundo porque dice un poco de cómo eres. Es algo que cuido (aunque a lo mejor yo tampoco visto bien, no sé). Solo sé que es una forma de expresión, de estado de ánimo.

-¿Qué es la buena música?

-Me gusta indagar, de modo que mi parte curiosa siempre está pidiendo más y más música. Para mí tan buena música es ‘Tú, lo que tienes que hacer’, de Chico y Chica, como la música clásica o como el trap.

-Detalle sus iconos de la pintura...

-Es verdad que me inspira mucho el siglo XX y tengo que destacar claramente Andy Warhol, Basquiat, Kandinsky y Miró.

-¿Las personas que pasan por delante de su cámara son elegidas al azar?

-No. Hay gente muy guapa pero que no me dice nada porque la gente que elijo es porque me atrae y no tiene que ser especialmente guapa, aunque todos y todas son super bellos y super bellas. Es gente que me inspira, que he conocido a través de redes sociales, saliendo por ahí de fiesta o simplemente son amigos míos. Me gustan las personas que tienen mucho rollo, que tienen actitud y pocas veces me equivoco al escogerlos porque suelen dar bien en cámara.

-¿Y qué es ser guapo?

-Con el tiempo me he dado cuenta que si descuidas tu parte interior dejas de ser guapo. Porque ser guapo no es lo estándar, ser guapo es otra cosa, es un compendio de cosas, es una actitud ante la vida.

-¿Es difícil ser uno mismo según usted?

-Mmmmm. Diría que no. Si te relajas y te dejas llevar y no tienes miedo al qué dirán ni tienes prejuicios y te muestras tal como eres no es difícil. Pero no todo el mundo lo consigue porque tiene complejos, por ejemplo.

-Usted se nutre de la red social. ¿No le parece la pantalla una gran mentira?

-Claro que sí. Es como la televisión, uno muestra lo que quiere que el mundo vea de ti. Para mí son mi escaparate para mostrar mis creaciones, especialmente en Facebook e Instagram. La red social es mi trabajo porque llevo también la imagen de las redes de productoras o de grupos de música. Así que les dedico mucho tiempo, pienso en la intención, pienso mucho el contenido que voy a subir. En las redes hay que saber diferenciar lo que es trabajo de lo que es tu parte personal, por muy bonitas que sean tus fotos de verano en Benidorm.

-¿Extremadura es un ‘horror story’ o un ‘glamour story’?

-Creo que es el ‘horror story’ con un toque de glamour. Hay una parte negra y costumbrista de Extremadura que me inspira mucho e incluso a veces frivolizo con ella en mis trabajos. En algunos aspectos Extremadura está muy atrasada, pero pienso que sin eso no tendría encanto. Es que a veces me digo: ‘¡holaaaa, es que esto en otros sitios no se ve!,’ pero es que si no se viera aquí no sería Extremadura. Es verdad que es una tierra con un montón de talento y que desgraciadamente muchos nos vemos obligados a salir fuera debido a la falta de la industria del arte o a la forma de entender la política de muchos políticos de nuestra tierra que es bastante rancia.

-¿Qué es el ingenio?

-Tener chispa, ser rápido.

-Pues vamos a comprobar si usted tiene ingenio a través de las próximas preguntas. ¿Qué le sugieren los siguientes personajes, Puigdemont el primero?

-Ohhhh. Buahhhh. Mujeres al borde un ataque de nervios.

-¿Bertín Osborne?

-Castiza, en femenino.

-¿Bette Davis?

-Elegancia.

-¿Melania Trump?

-Soy muy fan de Melania Trump. Es robótica, y eso me gusta.

-¿Aramis Fuster?

-Puigdemont, por el pelo.

-Leticia Sabater...

-Mujer con vistas.

-¿Madonna?

-Inspiradora.

-¿El Papa Francisco?

-Eseeeee. No sé. Buff. Poco argentino.

-Y para terminar, Barbie...

-Mi alter ego.