En una extensa entrevista publicada en la revista Variety, la gran diva Barbra Streisand, de 75 años, revela, entre otras cosas, que ha clonado dos veces a la que fue su inseparable perrita Samantha y que ahora disfruta de la compañía de Miss Violet y Miss Scarlett, creadas a partir de las células salidas de la boca y el estómago de la mascota original, de la especie Coton du Tulear, fallecida el año pasado con 14 años.

No hay más que echar un vistazo a su cuenta de Instagram para ver que las achuchables mascotas de pelo blanco son las protagonistas de muchas de sus fotos domésticas. «Tienen diferentes personalidades. Estoy esperando a que se hagan mayores para poder ver si tienen los ojos marrones y la seriedad de Samantha», explica la intérprete.

La oveja Dolly

La noticia ha sorprendido. Y es que hasta el año 2015 solo en Corea del Sur era posible clonar una mascota. Hay que recordar que tras la célebre oveja Dolly, en el 1996, se tardó casi una década en clonar con éxito un perro. Se llamaba Snuppy y era un sabueso afgano que nació en la Universidad Nacional de Seúl, en Corea del Sur. Vivió más de una década. En ese país, desde el 2016, el laboratorio Sooam Biotech Research Foundation ha clonado a cerca de mil mascotas, como explica la web Not You But You.

España no aparece en el mapa de clientes asiduos de esta empresa, pero sí países como Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, Francia, Gran Bretaña, Rusia, Japón y Australia. La lista incluye a príncipes, famosos y millonarios. «Es gente que tiene lazos muy fuertes con sus mascotas y clonarlos les da una alternativa psicológica al método tradicional de dejar irse al animal y guardarlo en la memoria», explica Wang Jae-Woong, investigador del centro Sooam. «Con la clonación se tiene la posibilidad de traer de vuelta a la mascota», asegura en su web, cuyo lema es No solo clonamos perros, también curamos corazones rotos.

Entre sus ejemplares clonados más famosos está Trakr, un perro policía conocido por haber descubierto al último de los supervivientes del 11-S en Nueva York. El laboratorio también clona cerdos para investigación médica.

Éxito de ViaGen

En el 2016 nació el primer perro clonado en suelo estadounidense (dos años antes de la camada de Streisand). Nubia, un Jack Russell Terrier, fue el primer éxito de la empresa ViaGen, con sede en Tejas, y la segunda en importancia en el sector de la clonación de mascotas. Aunque se fundó con el fin de clonar ganado, ahora tiene pingües beneficios copiando perros y gatos (ya llevan más de un centenar), un negocio cada vez más próspero.

Es la única empresa con autorización para clonar en Estados Unidos. Sus tarifas, caras, son más asequibles que las de su rival coreana. El coste total de la clonación de un can es de 50.000 dólares (unos 41.000 euros), la mitad si se trata de un gato. Sooam Biotech Research Foundation cobra el doble. Además, de la clonación, ViaGen también ofrece otros servicios, como la preservación genética (1.600 dólares; alrededor de 1.300 euros), por la cual se almacena información genética del animal tras practicarle una biopsia. De esta manera, el dueño tiene la opción de poder hacer una copia de su mascota tras su muerte.

La recolección de las células de un perro se puede hacer cuando el animal está vivo o antes de cinco días después de su muerte. El veterinario realiza una biopsia de perforación cutánea en el abdomen y luego envía el material genético al laboratorio que realiza la clonación.

Después se ha de eliminar el núcleo de los huevos recolectados de las mascotas donantes e insertar una célula cutánea del perro que se clonará. El embrión recibe una descarga eléctrica para comenzar el proceso de división celular. Posteriormente, solo hay que implantar los embriones modificados en una hembra receptora, que alumbrará cachorros clónicos.