El síndrome metabólico es un ‘racimo’ de enfermedades, disfunciones de muy variados órganos, y trastornos analíticos, relacionados con problemas sistémicos de expresión e intensidad variable con la sospecha de que tienen un nexo patogénico común, un trastorno del sistema vascular, el endotelio. El síndrome metabólico también se denomina síndrome de Reaven, síndrome de resistencia a la insulina o síndrome metabólico X.

Según la OMS este síndrome lo constituyen, la regulación alterada de la glucosa y la diabetes y/o resistencia a la insulina, coincidente con dos o más de los siguientes trastornos:

• Tensión arterial elevada

• Triglicéridos plasmáticos elevados

• Hipercolesterolemia y HDL bajo

• Obesidad central

• Microalbuminuria

• El Síndrome de ADAM o Androgenodeficiencia

Los investigadores creen que el síndrome metabólico es una enfermedad genética, es decir, que se transmite en los genes de una familia, de una generación a la siguiente. Sin embargo no se entiende completamente por qué se produce el síndrome metabólico, pero si se sabe que las personas que lo padecen tienen un mayor riesgo de sufrir un infarto de miocardio o una enfermedad arterial coronaria.

Los afectados por este síndrome tienen una esperanza de vida diez años menor que el resto de la población y tienen muchas más posibilidades de desarrollar diabetes, una enfermedad cardiaca o un accidente cerebrovascular. Además, existe una característica común que aglutina a la mayoría de ellos, la resistencia a la insulina.

SUS SÍNTOMAS

Realmente los pacientes no sienten ningún síntoma concreto, pero sí existen signos que pueden indicar a los médicos un diagnóstico de síndrome metabólico.

Factores de riesgo

• Obesidad central, es decir, un exceso de grasa en la zona abdominal.

• Presión arterial alta de 130/85 mm.Hg. (milímetros de mercurio) o superior. SBltUna medición normal de presión arterial es 120 mm.Hg. o menos para la presión sistólica (la máxima) y 80 mm.Hg. o menos para la presión diastólica (la mínima).

• Elevación de glucosa en sangre en ayunas nivel igual o superior a 150 mg./dl.

• Niveles elevados de triglicéridos: más de 150 mg./dl. (miligramos por decilitro). Los triglicéridos son un tipo de grasa en la sangre.

• Niveles bajos de colesterol HDL (el colesterol ‘bueno’), definido como menos de 40 mg./dl. en los hombres y menos de 50 mg./dl. en las mujeres.

• La presencia de tres o más de estos factores de riesgo supone un diagnóstico de síndrome metabólico y por tanto un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes y otras patologías.

LAS CAUSAS

Aunque seguramente la causa directa no sea más que la consecuencia de una compleja interacción de factores genéticos, metabólicos y ambientales, entre los que destaca la dieta, lo cierto es que en la actualidad se trata en cierto modo de una gran desconocida.

Hay quien cree que el origen está en el estrés crónico, el cual genera cambios hormonales que llevan al organismo a desarrollar obesidad abdominal y resistencia a la insulina y a presentar niveles elevados de grasa en la sangre, tanto triglicéridos como colesterol.

Otros lo achacan a la resistencia a la insulina, dado que ambos trastornos están muy relacionados, pero en realidad nada ha sido demostrado.

La hiperinsulinemia es una enfermedad en la que se bombean grandes cantidades de insulina a la corriente sanguínea. Normalmente, el páncreas libera insulina cuando uno come ciertos alimentos. La insulina es una hormona que ayuda a las células del organismo a aceptar el azúcar (glucosa) que les da energía.

Si las células se vuelven resistentes a la insulina, se necesita más insulina para que la glucosa penetre en las células. Por consiguiente, el organismo produce más insulina, la cual es bombeada a la corriente sanguínea. Cuando hay mucha presencia de insulina en la corriente sanguínea se aumenta el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, porque la insulina:

• Eleva los niveles de triglicéridos.

• Reduce los niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL o ‘colesterol bueno’).

• Eleva los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL o ‘colesterol malo’).

• Hace más difícil que el organismo elimine las grasas de la sangre después de comer.

• Eleva la presión arterial.

• Aumenta la capacidad de coagulación de la sangre.

CÓMO SE TRATA

La mejor manera para que desaparezcan este conjunto de afecciones en el organismo es hacer pequeños cambios en el estilo de vida, principalmente en cuanto a alimentación y ejercicio se refiere.

• Salir a pasear: intentar caminar, al menos, 30 minutos cada día. Una caminata así mejora el funcionamiento de la insulina en el cuerpo, así como la presión arterial y los lípidos en la sangre.

• No fumar.

• Evitar las bebidas que solo te aportan calorías vacías. Es decir, aquellas que aportan energía, pero ningún nutriente, como el alcohol y los refrescos.

• Por supuesto, la alimentación también debe ser muy importante en la rutina diaria para evitar el sobrepeso y estar saludable. En este sentido, bajar de peso es imprescindible, ya que puede conllevar grandes beneficios para la presión arterial.

Asimismo, la dieta para síndrome metabólico tiene que ser rica en frutas y verduras, así como en fibra. Escoger alimentos con grasas saludables, como el aguacate, el aceite de oliva y los frutos secos. Lo peor es que este problema tiende a aumentar año tras año con nuestros hábitos y ritmo de vida. Además, también es cada vez más habitual el síndrome metabólico en niños. La obesidad y el sobrepeso infantil está a la orden del día y es algo que hay que controlar minuciosamente. No olvidar que la mejor forma para acabar con el síndrome metabólico es con la prevención.