El parque de la Isla acogió ayer la tercera edición de la Crazy Cross de Mérida, una singular carrera de obstáculos hinchables «donde la diversión y la acción social corren de la mano». Unas 700 personas de todas las edades participaron durante la mañana en la única prueba del evento, en la que solo se compitió por el mejor disfraz, ya que «lo importante no es llegar a la meta, sino disfrutar del recorrido».