Para gustos los colores. Esta frase se repitió ayer en varias ocasiones entre los asistentes a la inauguración de la adecuación del entorno del Templo de Diana, que acaban de finalizar tras más de dos años y una inversión de 3,6 millones de euros. Aún habrá que esperar (no hay fecha prevista) para dar contenido a los once locales habilitados en la parte superior del perímetro y para el centro de interpretación que tiene previsto construirse en el interior del monumento, aunque de momento el resultado ofrece un nuevo espacio abierto a los peatones que permite rodear el templo e incluso tocarlo. Pero el formato que se le ha dado a este nuevo espacio no gusta a todo el mundo. Durante el acto celebrado ayer por la tarde, al que asistieron el alcalde de Mérida, Angel Calle, y el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, y la consejera de Cultura y Turismo, Manuela Holgado, entre otras autoridades, se mezclaron las palabras de quienes alaban la intervención con los pitidos, las protestas y las pancartas de aquellos que sostienen que este espacio ha sido objeto de un "atentado".

"¿Cien años de arqueología para esto? ¡Qué vergüenza!", rezaba la pancarta que sostenían los miembros de los diversos colectivos que han formado la Plataforma para la Protección del Templo de Diana y su Entorno, que profirieron cánticos contra de las autoridades como "Otros vendrán que lo derribarán".

El edificio que delimita el perímetro de la plaza, que sigue el planteamiento original del recinto, es el causante de las protestas. Las líneas modernas y el hormigón blanco suponen una ruptura con los valores artísticos del monumento, según Alvaro Vázquez, candidato de IU en las elecciones municipales, y con la arquitectura del entorno, en el que predominan las casas bajas, en palabras de Emilio Olivas de Adenex.

El alcalde emeritense dijo sobre las protestas que pese a la oposición inicial al edificio de las consejerías en Morerías, en un debate en el que él mismo participó, ahora este edificio está plenamente "integrado" e incluso supone un "atractivo" más para la ciudad, una situación que confía en que se repita en este caso. Calle aplaudió la apuesta por acercar los monumentos a los ciudadanos y anunció que se creará una sección propia dentro de la policía local para vigilar los monumentos frente a los actos vandálicos.

El presidente extremeño Guillermo Fernández Vara señaló por su parte que confía en que esta actuación será bien acogida con el tiempo por la mayoría de los ciudadanos, y destacó que mejora la oferta turística de la ciudad.