El ascenso a la política del alcalde de Mérida, Pedro Acedo, desde que comenzó como concejal de a pie, está en su mejor momento.

Ganó con apuros, pero ganó, por mayoría absoluta las elecciones municipales del 25 de mayo y esto le dio el respaldo que algunos de su propio partido intentaban arrebatárle.

Hubo intentos de desbancarlo, al estilo Plasencia, de candidato a Mérida; les salió mal y su cimentación se consolidó. Le torpedearon en su ida a la Asamblea de Extremadura y ahora, con los pies bien asentados y sabiendo quien intenta eliminarlo, se ha consolidado y desde Madrid, en las próximas elecciones generales, irá encabezando las listas de la provincia de Badajoz.

El presidente regional del PP, Carlos Floriano, desde Madrid está propiciando su desembarco con todas las de la ley, sabe que, o se pone a su lado o tomará el camino de Juan Ignacio Barrero, e intenta unir criterios, acercar posturas para que la política extremeña sea de los que han demostrado su capacidad a la hora de la verdad.

A Pedro Acedo se le puede criticar en muchos campos, menos a la hora de plantear tácticas y ponerse a la cabeza para ganar unas elecciones y puede ser casual una vez, varias es ya una demostración de su poder de convocatoria.

Queda mucho camino por recorrer, unas vacaciones de Navidad, que son muy dadas a cenas y comidas de todo tipo y un año bisiesto que comienza con unas elecciones generales, con vaivenes de tal calibre, que lo que un mes se gana en otro se pierde.

El PP en la región ha demostrado poco a la hora de enfrentarse a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que les tiene cogida la medida, y cada cuatro años los vuelve locos y a los candidatos los manda a Madrid, a que se den un paseo por la Gran Vía mientras piensan en el terruño. ¿Puede haber un enfrentamiento de Ibarra y Acedo? Puede, y sería apasionante. Por el momento el alcalde está nominado de número uno para el Congreso de los Diputados.